Casa Real
Aniversario de Felipe VI: institucionalidad, simbolismo, cercanía y emoción
En un discurso, el Rey renovó su compromiso con España y remarcó la coherencia e integridad que han guiado sus actos estos años, pese al «coste personal»
Institucionalidad, cercanía y solemnidad.Con estos tres atributos se pueden describir los frenéticos actos de ayer para conmemorar el décimo aniversario de la proclamación de Felipe VI. Los Reyes y sus hijas protagonizaron tres de ellos, cada uno con diferente simbolismo, para conmemorar esta década, que no ha estado exenta de polémicas en el plano personal y político. Pero la de ayer fue una jornada festiva y de celebración. La capital se visitó de gala y cientos de ciudadanos arroparon a la Familia Real, que derrochó cercanía y complicidad en los balcones del Palacio Real, convertido en el epicentro de la celebración.
El Jefe del Estado pronunció tan solo un discurso, pero quizá fue uno de los más comprometidos, personal y sincero desde que asumió el trono. Felipe VI renovó su compromiso con la Carta Magna. «A la Constitución y a sus valores me he ceñido y me ceñiré siempre», señaló en el Salón de Columnas del Palacio Real, donde minutos antes se celebró la ceremonia de imposición de la Orden del Mérito Civil a 19 ciudadanos, uno por cada comunidad autónoma, además de Ceuta y Melilla. A renglón seguido, insistió en que el compromiso de un Rey constitucional es, precisamente, ajustarse a la Carta Magna «también en el plano personal y moral, como expresión profunda de mi respeto y lealtad al pueblo español, al que me debo». En una alocución personal e íntima, Felipe VI no quiso pasar de puntillas por los escándalos que han marcado los primeros diez años de su reinado.
El Jefe del Estado remarcó que «la integridad y coherencia» tienen que guiar siempre los valores de la Corona y el ejercicio de sus funciones. Fue entonces cuando Don Felipe, en aras de esa coherencia anteriormente mencionada, dijo que la consistencia con los compromisos adquiridos «implica discernir lo que es correcto de lo que no lo es» y «actuar de forma responsable, asumiendo incluso el coste personal que ello pueda conllevar». La interpretación de esas palabras evoca a la relación con algunos miembros de su familia –su padre o hermana – y las duras decisiones que tomó recién asumida la Jefatura del Estado para salvaguardar la Institución y recuperar su prestigio. Diez años después, la mayoría de voces coinciden en aplaudirlas pese a las indiscutibles consecuencias en el seno familiar.
Es por ello que Felipe VI subrayó las tres palabras elegidas que componen el emblema con el que quiere definir su desempeño durante estos diez años: «Servicio, compromiso y deber». Servicio, señaló, «porque es inherente y parte medular del propósito de la Corona». Un servicio, incidió, que «se impregna de los intereses, inquietudes y aspiraciones de todos los españoles». Y, por último, un compromiso, «entendido como obligación asumida», con la Carta Magna y «los valores que sustentan nuestra convivencia democrática». Dicho compromiso, quiso subrayar, «tiene continuidad en la Princesa de Asturias», como se manifestó con su juramento de la Constitución tras alcanzar la mayoría de edad.
Pronunció estas palabras tras el acto de imposiciones de condecoraciones a ciudadanos anónimos de toda España. No en vano, era interés personal del Jefe del Estado hacer partícipe a la sociedad civil de este aniversario como muestra de reconocimiento a todos aquellos que día tras días construyen un mundo más justo, social y equitativo sin la publicidad y con mucho esfuerzo. A ellos también les dedicó una sentida reflexión: «Habéis tenido un impacto positivo y extraordinario en la sociedad». No obstante, además, se refirió al conjunto de los españoles e insistió en que está «orgulloso» de la sociedad española, «a la que me honro en representar y servir».
Si las palabras de Don Felipe sorprendieron por su sinceridad, emoción y madurez, la jornada también brindó imágenes inéditas hasta el momento. En torno al mediodía, los Reyes, acompañados por sus hijas, posaron en el balcón principal del Palacio Real, situado en el Salón del Trono. Una imagen desconocida hasta el momento.
Desde allí presenciaron el relevo solemne de la Guardia Real, pistoletazo de los actos para festejar el aniversario. Este ceremonial imita al que se ejecutaba a diario en tiempos de Alfonso XII y Alfonso XIII, y en la actualidad se hace los primeros miércoles de cada mes en la Armería con la participación solo de la Guardia Real. La novedad de ayer fue la «Patrulla Águila», que tiñó el cielo de la capital con los colores de la bandera nacional. Además, unidades de los dos ejércitos, la Armada y la Guardia Civil se sumaron al homenaje.
Ya por la tarde, la Princesa Leonor y la Infanta Sofía protagonizaron un acto en la Galería de Colecciones Reales acompañadas por una decena de jóvenes de su misma edad. De nuevo, otra sorpresa: los Reyes se unieron para durante el recorrido. La música y el arte pusieron el broche final a esta jornada histórica. Un concierto de la Guardia Real y Ara Malikian en el Palacio Real y un «video mapping» fueron el colofón a una jornada llena de simbolismo.
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