Defensa

Así nació el origen entre el Ejército y la Semana Santa en España

La Legión o los Regulares son los más emblemáticos, pero no los únicos

La legión canta "El novio de la muerte" durante el traslado del Cristo de Mena, uno de los grandes atractivos de la Semana Santa
La legión canta "El novio de la muerte" durante el traslado del Cristo de Mena, uno de los grandes atractivos de la Semana Santa.larazon

Cuando suena el tambor y el incienso se mezcla con el eco del paso firme, no solo procesionan imágenes sagradas: también lo hace la historia de España. El Ejército, con su solemnidad y entrega, no acompaña la Semana Santa como espectador, sino como parte viva de ella. Porque para muchos militares, cada procesión no es solo un acto ceremonial, sino un reencuentro con sus raíces, con la fe que los guía y con el pueblo al que sirven. Una tradición que no se impone, se siente. Cada año, en ciudades como Málaga, Ceuta o Algeciras, miles de personas se congregan para presenciar la solemnidad, la fe y la precisión militar. Unidades del Ejército español, especialmente La Legión y los Regulares, acompañan los cortejos en una tradición centenaria.

Una alianza forjada en la historia

La relación entre el Ejército español y la religión católica se remonta a los tiempos de la Reconquista. Desde entonces, el soldado español no solo defendía territorios, sino también la fe. La figura del “soldado de Dios” se consolidó en una Europa marcada por las cruzadas, pero fue en la Península donde esa identidad se convirtió en una parte esencial del alma militar. Y es que la guerra no era solo territorial: era espiritual. Los reinos cristianos luchaban contra el dominio musulmán, y esa lucha fue concebida desde el principio como una misión religiosa. El objetivo no era solo recuperar tierras, sino restaurar la fe cristiana en ellas. Los Reyes Católicos, especialmente Isabel la Católica, reforzaron esa conexión. Se impulsó así una visión unificada de España donde corona, cruz y espada iban de la mano

Durante siglos, las tropas españolas combatieron bajo estandartes religiosos,asistían a misa antes de cada campaña, y confiaban su destino a la protección divina. En este contexto, los valores cristianos como el sacrificio, la obediencia y el servicio -tan presentes en la liturgia de la Semana Santa- encontraron un eco natural en la vida castrense. Esa tradición se mantuvo siglos después, y es la semilla que, con el tiempo, dio lugar a lo que hoy vemos en Semana Santa: un Ejército que no solo desfila, sino que honra una herencia espiritual e histórica profundamente arraigada.

El ejemplo de La Legión

Si hay una unidad que simboliza esta unión entre fe y milicia, esa es La Legión Española. Fundada en 1920, su espíritu se ha nutrido de símbolos, mística y tradición. Desde 1928, mantiene un estrecho vínculo con el Santísimo Cristo de la Buena Muerte, al que cada Jueves Santo rinde homenaje en Málaga. Los legionarios no solo lo escoltan: lo veneran como parte de su identidad.

Este acto -uno de los momentos más esperados de la Semana Santa malagueña- no es un simple desfile, sino una manifestación profunda de respeto, devoción y compromiso con los valores que representan tanto la fe como el uniforme que portan. El propio himno legionario, “El novio de la muerte”, refleja esa fusión de espiritualidad, heroísmo y entrega. Buena muestra de ello son las horas que se pasan escoltándolo, antes de sacarlo a hombros o portándolo con una sola mano. Y es que ese gesto constituye para ellos un acto de honor, siendo un privilegio para los legionarios que cada año son designados para alzar los maderos de la cruz. Constituye uno de los momentos más emotivos de la Semana Santa.

Presencia en toda España

Además de La Legión, otras unidades del Ejército, como los Regulares, la Brigada Paracaidista (BRIPAC) o la Brigada de Infantería Ligera Galicia VII (BRILAT), participan en procesiones a lo largo de toda la geografía española. Lo hacen como parte de su compromiso con la tradición, el pueblo y la cultura que también están llamados a proteger.

Esta participación está regulada, se realiza de manera institucional, y cuenta con un profundo respaldo popular. Se trata de una expresión de herencia, solemnidad y cohesión social, donde las Fuerzas Armadas comparten con los ciudadanos un espacio de recogimiento y simbolismo nacional.

Fe, disciplina y servicio

El Ejército español, moderno y profesional, no ha olvidado sus raíces. Su participación en la Semana Santa no solo honra su pasado, sino que también refuerza su conexión con la sociedad y con las tradiciones que han dado forma a su carácter. El desfile, el paso firme, el silencio respetuoso y la escolta a las imágenes no son ornamento: son testimonio. Un testimonio de fe, pero también de disciplina, respeto, servicio y lealtad a España.