Reunión

Audiencia papal a Pere Aragonès: una inoportuna «casualidad»

Francisco recibirá al presidente catalán este lunes, una cita previa a la amnistía

 El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, durante su intervención en un acto en la antigua cárcel Modelo de Barcelona sobre experiencias internacionales de amnistía en resolución de conflictos.Andreu DalmauAgencia EFE

La agenda le ha jugado una mala pasada al Papa. Y viceversa. El calendario le ha guiñado un ojo a Pere Aragonès. El próximo lunes a las nueve de la mañana el presidente catalán atravesará la puerta de la Biblioteca del Palacio Apostólico del Vaticano para mantener unos minutos de diálogo. Y lo hará con el acuerdo de investidura de Pedro Sánchez bajo el brazo, que incluye, entre otras medidas, la amnistía. Según han podido confirmar desde la Santa Sede a LA RAZÓN, la fecha elegida es «pura casualidad», ya que estaba fijada antes de que se pudiera prever un escenario tan convulso políticamente en España. De hecho Aragonès solicitó la audiencia el pasado 22 de junio, un mes antes de la elecciones generales, cuando los sondeos imaginaban una victoria del Partido Popular y no una encrucijada en la que los votos de los independentistas serían clave para que el líder socialista continuara en Moncloa.

Es más, desde el Vaticano detallan que el encuentro con el presidente se ha tramitado y admitido en las mismas condiciones que cualquier otro mandatario regional de cualquier Estado que lo solicita. Esto, es tal y como en marzo se recibió a los presidentes de Murcia, Fernando López Miras y a la madrileña Isabel Díaz-Ayuso. En concreto, el político de Esquerra Republicana de Catalunya pidió ver al pontífice argentino para conversar sobre las relaciones entre las instituciones catalanas y la Santa Sede y a la cercanía de dos acontecimientos eclesiales relevantes en la autonomía: la celebración en 2025 del milenario de la Abadía de Montserrat y la culminación de las obras de la Sagrada Familia. Dicho y hecho. La Secretaría de Estado estudió la solicitud, la tramitó y fijó el 6 de noviembre. Eso sí, en ningún momento la Santa Sede se planteó anular o posponer la cita, precisamente para no generar suspicacia alguna en la Generalitat, en Moncloa o en cualesquiera foro político. Entre otras cosas, porque los tiempos de la Iglesia no son los tiempos electorales. Eso no quita que Aragonès y su comitiva acudan al Vaticano decididos a dejar entrever que cuentan con una ‘bendición papal’ para sus planes.

Conscientes de la coyuntura en la que se celebra la cita, a buen seguro que Francisco llegará el lunes al Palacio Apostólico sabedor de todo lo que implicar reunirse ahora con Aragonès, tanto por sus asesores vaticanos como por los eclesiásticos españoles, especialmente el presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Juan José Omella. No sería extraño que el Papa hilara fino como ya sucediera en la audiencia con el presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez, en octubre de 2020. En aquel entonces, el Papa fue advertido del riesgo que de que el líder socialista utilizara cualquier mensaje de Francisco para un uso partidista. ¿La reacción de Jorge Mario Bergoglio? Ordenó retransmitir su discurso a la comitiva de Moncloa en directo, un hecho inédito en el pontificado, puesto que no lo ha hecho con ningún otro jefe de Gobierno, para que nadie tergiversara el sentido de sus palabras.

Parece poco probable que en esta ocasión el pontífice siga esta estrategia, pero, más allá del buen humor que le caracteriza, a buen seguro se cuidará de dejar deslizar palabra o gesto alguno que pueda interpretarse como un respaldo a la causa independentista. Entre otras cosas porque Roma siempre ha partido del principio de neutralidad ante los hechos acaecidos en la última década en relación con el procés catalán. Sobre todo, porque no han sido pocas las ocasiones en las que diferentes líderes separatistas han buscado el favor tanto del Vaticano como de la Iglesia española y catalana sin éxito. La máxima eclesial para hoy por «una neutralidad edificante respetuosa».