Cargando...

Estrategia Política

«El centro está conquistado»: por qué Feijóo decide virar a estribor

Génova orienta su estrategia para combatir la fuga de votos por la derecha

Alberto Núñez Feijóo, en el Pleno del Congreso de los Diputados David JarPHOTOGRAPHERS

Siempre se ha dicho que en España las elecciones se ganan por el centro. Y por la desmovilización de los contrarios. Dos factores que el Partido Popular quiere conjugar para el próximo envite electoral. Cada vez más cercano. O, al menos, con esa previsión trabaja el politburó gallego. «Pueden ser en cualquier momento». La directriz es tener la locomotora a pleno rendimiento, con una estrategia transversal para no abrir una fuga de votos en la derecha, el único temor que pone en jaque una vitoria rotunda que permita a Alberto Núñez Feijóo alcanzar su «mayoría suficiente» para gobernar.

En los números que hacen los gurús de Génova, hay varios apuntes a tener en cuenta: los movimientos de electores se producen por el flanco más ideologizado. Es decir, el espacio que colinda con el partido de Santiago Abascal. A día de hoy, la pesca de votos, aseguran fuentes de la cúpula, está garantizada en las aguas más templadas. «El centro está conquistado». Una frase que explica todas las decisiones que viene adoptando el líder popular en el arranque del nuevo curso.

Toda vez que el público centrista se muestra fiel, la clave es la pugna entre bloques. El problema, arguyen los populares, es que hubiera «un trasvase de votos de un bloque a otro», pero no es el caso. Todo lo que sucede es que, por momentos, Vox capitaliza más apoyo en la derecha. Aun así, el PP es consciente de que sin el centro será imposible lograr la meta de «diez millones de votos».

Algunos sectores reclaman más contención para no expulsar a esa base social. Otros, refutan la vía de «moderación» porque creen que, en este momento, lo que verdaderamente opera entre el público patrio es el «antisanchismo», donde militan ciudadanos procedentes de todos los colores, incluidos antiguos votantes del PSOE.

El rechazo al actual Gobierno, en definitiva, es el sentimiento que parte a España en dos. Y el centro, dan por seguro en el entorno de Feijóo, se sitúa en el bando que reclama un cambio ya. Para retener el apoyo en este sector, el PP va a intensificar su agenda programática. Primero, con el nuevo Plan de Calidad Institucional, que adelantó LA RAZÓN. Un documento que pilota la vicesecretaria Cuca Gamarra con un equipo de expertos jurídicos y que pondrá encima de la mesa un buen catálogo de medidas en el ámbito de la regeneración democrática, causa que en su día abanderó Ciudadanos.

Para conseguir que los que el 23-J, hace poco más de dos años, acudieron a votar a última hora y cogieron la papeleta de Sánchez movidos por el miedo a Vox, Feijóo mantendrá hasta el final su promesa de que gobernará en solitario. E insisten los suyos: «Con 150 diputados, que es lo que dice ahora la media de encuestas, Vox no puede bloquear un gobierno del PP. Si lo hace, tendrá que explicárselo a los españoles».

De esta forma, los populares creen que el público sanchista que ha dicho «hasta aquí», no picará el anzuelo cuando suenen los tambores de que «viene la ultraderecha». Además, el PP va a intensificar su denuncia de la corrupción y los escándalos que salpican a Sánchez con el foco puesto en dos asuntos muy concretos: la prostitución y el machismo. Dos palabras que sólo con mencionarlas ya desgastan a los socialistas.

Conscientes de que «es imposible llegar a todo el mundo», como admite uno de los principales dirigentes, los populares trazan una hoja de ruta con viraje a estribor. Y ante el alud de críticas que han llovido en las últimas semanas, particularmente por el plante de Feijóo a la apertura del año judicial en el Tribunal Supremo, en la planta noble de Génova niegan que la apuesta sea «el populismo» de Vox: «Nosotros no pedimos hundir el Open Arms. Nunca verás a nadie del partido decir algo parecido».

Unas palabras gruesas que rechazan. Aunque tampoco sueltan amarras con Isabel Díaz Ayuso, que en la Comunidad de Madrid apuesta por un mensaje belicoso. La tarea de acercarse a Vox sin parecerse a él, resulta compleja. Pero lo que parecen tener claro es que hay que competir por el electorado de la derecha. Sino, la conquista del centro será estéril. No servirá de nada.