Defensa

El Ejército de Tierra pone a prueba su defensa antiaérea en Chinchilla

Misiles Mistral, helicópteros y guerra electrónica se integran en un ejercicio táctico clave

El Ejército de Tierra pone a prueba su defensa antiaérea en Chinchilla
El Ejército de Tierra pone a prueba su defensa antiaérea en ChinchillaAgencia AP

En un entorno cada vez más complejo y cambiante, el Ejército de Tierra español ha llevado a cabo un ambicioso ejercicio militar que pone de relieve su preparación frente a amenazas aéreas. El campo de maniobras de Chinchilla, en Albacete, ha sido el escenario del Ejercicio Escudo Mistral, donde se han desplegado unidades de artillería antiaérea, helicópteros de combate y sofisticados sistemas de comunicación.

Mistral en acción: el corazón del escudo antiaéreo

El protagonista del ejercicio ha sido el misil antiaéreo Mistral, un sistema portátil de defensa de corto alcance capaz de neutralizar aeronaves enemigas con alta precisión. Durante las maniobras, el Grupo de Artillería Antiaérea II/71 (GAAA II/71) del Regimiento de Artillería Antiaérea 71 (RAAA 71) lideró las operaciones, organizando una Unidad de Defensa Antiaérea (UDAA) completamente integrada.

Esta UDAA estaba compuesta por un núcleo de mando y control, un núcleo de apoyo logístico, y cuatro núcleos de fuego Mistral. En ellos se integraron baterías de varias brigadas y regimientos: Extremadura XI, Guadarrama XII, Aragón I, y pelotones de los regimientos de artillería mixto nº 30 y nº 32, ubicados en Ceuta y Melilla. También participó un puesto de tiro Mistral del Tercio de la Armada Sur (Tear).

Coordinación aérea: helicópteros y fuego cruzado

Uno de los aspectos más destacados del ejercicio fue la colaboración estrecha con las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra (Famet). En paralelo al Escudo Mistral, se desarrolló el ejercicio Humbre Flare, donde se desplegaron dos helicópteros NH90, dos Cougar, dos Tigre y un CH47F Chinook.

Esta combinación de medios permitió realizar prácticas de helitransporte, emboscadas antiaéreas y secuencias de adquisición y tiro, simulando un entorno realista de combate. Según el Ejército, la cooperación inter-unidades permitió afinar la coordinación en maniobras conjuntas, clave en escenarios de guerra modernos.

Tecnología al servicio de la defensa

Otro factor determinante fue la presencia de la Unidad de Transmisiones del Mando de Artillería Antiaérea (Utmaaa), que aportó medios tecnológicos de última generación como los teléfonos Rct Neo, fundamentales para mantener la comunicación en tiempo real entre todas las unidades desplegadas.

Estas capacidades son esenciales para operar en entornos de guerra electrónica, donde la interferencia, el sabotaje digital y las amenazas cibernéticas forman parte del campo de batalla. El entrenamiento se centró en la adquisición de blancos y el disparo en condiciones adversas, probando la eficacia de los sensores, la rapidez de respuesta y la fiabilidad de las comunicaciones.

Más que un ejercicio, una lección de integración

El Escudo Mistral no fue solo una prueba de fuego para los misiles. Fue un laboratorio táctico donde se pusieron a prueba tácticas, técnicas y procedimientos (TTP) de defensa antiaérea en un entorno multinivel. También fue una oportunidad de oro para avanzar en la integración operativa de las diferentes baterías y consolidar el trabajo conjunto con fuerzas aeromóviles.

En un momento en que la defensa aérea ha vuelto al primer plano por los conflictos internacionales, este tipo de ejercicios refuerzan las capacidades del Ejército español y lo preparan para afrontar amenazas modernas con flexibilidad, precisión y cooperación.