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Dos frentes: Rivera y Abascal

La Razón
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El Partido Popular tocó suelo en el pasado mes de mayo con el 25,5% de los votos, su peor registro desde las elecciones generales de junio de 2016. En enero de 2017 ya había iniciado un descenso. A su vez, Ciudadanos mantuvo durante este periodo una senda alcista, ya que se reforzaba mes a mes con buena parte de los votantes del partido que abandonaban a Rajoy.

Entre enero de 2017 y mayo de 2018, mes de la moción de censura socialista, los populares pasaron del 36,8% al 25,5% del porcentaje de voto: perdieron 11,3 puntos. Los de Rivera pasaron del 11,5% al 21,0%, ganando 10,5 puntos porcentuales, prácticamente lo mismo que perdían los populares en este mismo lapso de tiempo. La gestión de la crisis provocada por los separatistas catalanes fue la principal causa de esta erosión popular. Buena parte del electorado popular ya no se reconocía o identificaba con Génova. El mensaje de Rivera atraía a una importante porción del electorado popular, al más sensible con la unidad nacional y que interpretaba que Cs ocupaba las posiciones y banderas que el PP abandonaba. En el mes que triunfa la moción de censura de Sánchez los populares cedían 1,6 millones de votantes a la formación naranja.

Pero el proceso para la elección del nuevo presidente nacional del PP y la elección final de Casado permitió al PP comenzar a remontar por primera vez desde finales de 2016. Al finalizar el mes en el que se produjo la elección de Casado (julio) el PP creció al 26,7% y en septiembre se situaba ya en el 27,5% del voto, a tan sólo tres décimas por debajo del PSOE. Y Ciudadanos, por el contrario, registraba su peor dato de 2018: bajaba al 18,8% del voto. ¿Qué había sucedido en la segunda mitad del verano? El nuevo líder popular era percibido por los votantes populares como el presidente que podía hacer regresar al partido a sus valores tradicionales. Casado no ocultó, ni antes, ni durante, ni tras el Congreso, su sintonía con el ex presidente Aznar y su deseo de recuperarlo para la agrupación tras las desavenencias registradas, especialmente desde 2016, entre Aznar y Rajoy. El descenso del PP coincidió con los primeros desencuentros entre ambos. Es de gran carga simbólica el acto de desagravio del nuevo presidente del PP recibiendo en su despacho de Génova, 48 horas después de su elección, a Aznar, tras más de dos años y medio sin que éste visitase la sede de Génova.

En septiembre, el nuevo PP se encontraba en pleno crecimiento y cercano a alcanzar al PSOE. El número de votantes populares que mantenía Ciudadanos había bajado de 1,6 a 1,2 millones y el voto popular prestado a VOX era poco más de cien mil papeletas. Sin embargo, en octubre se interrumpe el ascenso del PP, pero en esta ocasión la causa en el trasvase de 339.000 votantes populares al partido de Abascal.

En pleno proceso de vuelta al patriotismo constitucional del PP surge por su derecha un nuevo problema; el partido VOX, con la posibilidad de alcanzar un escaño en el Congreso de los Diputados. Aquel partido que Aznar convirtió en hegemónico de la derecha desde la derecha más dura al centroderecha político tiene ahora que combatir en dos frentes beligerantes diferentes, uno a su izquierda y otro más a su derecha. Rivera y Abascal, respectivamente.