El desafío soberanista no da réditos electorales a CiU y PNV

No es extraño que Convergència Democràtica insista desde hace semanas en formar una «candidatura de país» en Cataluña de cara a las próximas elecciones europeas. El partido de Artur Mas sabe que unirse a ERC es la mejor manera de amortiguar el retroceso electoral que puede experimentar en próximas citas. En las europeas de 2009, CiU se presentó junto a PNV y otras formaciones periféricas (Coalición Canaria, Bloc Nacionalista Valencià, Unió Mallorquina y Partido Andalucista), obteniendo 2 de los 54 europarlamentarios que se escogen en España. En caso de confirmarse este mismo esquema, la llamada Coalición por Europa (CEU) perdería unos 70.000 votos, según la encuesta elaborada por NC Report para LA RAZÓN. Sin embargo, el retorceso no tendría efectos en su representación en la Eurocámara, ya que conservaría los dos diputados (uno de Convergència y otro de PNV) que ahora tiene en Bruselas. En suma, la deriva soberanista impulsada por CiU no se traduciría en ningún avance para los que, hasta hace poco, pasaban por ser nacionalistas moderados. Sin embargo, la espiral independentista que lideró ERC en 2009, Europa de los Pueblos –integrada también por BNG, Aralar, Los Verdes, Eusko Alkartasuna y Chunta Aragonesista– conseguiría un sensible avance, duplicando sus votos y pasando de 1 a 2 ó 3 eurodiputados.

El problema es que las coaliciones que se formaron en 2009 podrían sufrir cambios, ya que los integrantes de Bildu (Eusko Alkartasuna y Alternatiba) se inclinan por aliarse con ERC, mientras que Sortu es partidaria de hacerlo con la CUP –la formación anticapitalista e independentista catalana que ha irrumpido esta legislatura en el Parlament–. Convergència, por su parte, intentará hasta el final una alianza con ERC que Unió no ve con buenos ojos. Tampoco los republicanos se han mostrado muy entusiasmados, aunque no han cerrado la puerta a hacerlo. Dependerá, en buena medida, de cómo se resuelva la pugna interna en CiU.