PSOE
El fiasco de la República
Un simpatizante socialista ondea una bandera republicana en la clausura del 39º Congreso
Un simpatizante socialista ondea una bandera republicana en la clausura del 39º Congreso.
Los militantes socialistas van a tener la voz cantante en el nuevo PSOE, siempre y cuando canten lo que marque la Ejecutiva Federal y no desafinen en la melodía. Algo así sucedió la noche del sábado. Las Juventudes Socialistas plantearon una enmienda a favor de la República que fue aprobada en la oportuna comisión. Esta enmienda es un clásico de los congresos del PSOE. Los más viejos del lugar recuerdan a Odón Elorza defendiendo esta enmienda en comisión. Nunca pasaba la República al pleno. Pero, esta vez sí lo hizo.
Sobre las nueve de la noche, el nuevo «jefe del aparato socialista», José Luis Ábalos, y la vicesecretaria general, Adriana Lastra, ejercieron de forma prematura sus funciones y se reunieron con los defensores de la enmienda para buscar una solución, una transaccional –texto pactado entre las dos partes– que permitiera que no se votara en el pleno. La reunión no fue bien y en la tercera planta del Palacio de Congresos se visualizó una bronca. Un grupo de militantes valencianos, para más inri, la patria chica de Ábalos, se levantó de la mesa donde estaban apurando unos bocadillos, se desempolvaron dos banderas republicanas y corearon «España mañana será republicana» y «el poble valencià és republicà», que tuvieron que retronar en los oídos del nuevo secretario de Organización.
«No retiraremos la enmienda. Queremos ver a Pedro votar ‘‘no’’, mientras levanta el puño al son de ‘‘La Internacional’’», decía airado un crítico, impulsor de la iniciativa. Esa era la estrategia, forzar la votación para visualizar las incoherencias de Pedro Sánchez y eso era, precisamente, lo que los recién estrenados miembros de su equipo querían evitar.
El plenario debía empezar a las 10 de la noche. Adriana Lastra se unió a Ábalos para intentar convencer a los militantes que desafinaban en la partitura del nuevo PSOE. Al filo de la medianoche consiguieron que los díscolos volvieran al redil y pudiera empezar el plenario que aprobaría las ponencias del 39º Congreso. Al final se pactó un texto descafeinado en el que el PSOE se comprometía a transitar el camino hacia la República, pero sin rastro del referéndum y la reforma constitucional que recogía el texto inicial. Lo típico. Los socialistas siempre han defendido su vis republicana, pero en momentos trascendentes como la abdicación del Rey Juan Carlos I adoptaron una posición favorable a mantener la Monarquía parlamentaria en la que se sienten cómodos. El texto de Juventudes Socialistas consideraba, sin embargo, que la República es el modelo que mejor defiende «el progreso, garantiza la participación y empodera a la sociedad». En un alarde de transparencia, de este conflicto ni una sola palabra en la web del PSOE. La controversia obligó a retrasar la votación de las enmiendas en el Plenario hasta la medianoche.
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