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Cataluña

El objetivo es cerrar una transición de año y medio en la que Díaz se ha fortalecido

El perfil de Juan Manuel Moreno no es cómodo para la presidenta andaluza

La Razón
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SEVILLA- El proceso de sucesión en el PP andaluz ha sido mucho más largo y traumático de lo deseado, pero el partido cuenta ya al menos con un candidato y una voz para hacer frente a Susana Díaz. Juan Ignacio Zoido cogió las riendas de la formación en el Congreso de Granada de julio de 2012, en un momento en el que el PP-A estaba sumido en una depresión profunda, como resultado de la victoria insuficiente en las elecciones del 25 de marzo. Zoido dio un taconazo militar y asumió el cargo sin ninguna pasión, sólo por disciplina de partido. Ahí comenzó un periodo de transición que tiende un arco temporal que acabará el próximo 2 de marzo, cuando el secretario de Estado de Igualdad, Juan Manuel Moreno, sea aupado como presidente del PP-A.

Este interregno ha debilitado a un PP que nunca antes había acumulado tanto poder en Andalucía. La formación de centro derecha gobierna en las ocho capitales de provincia, en todas las grandes ciudades excepto en los bastiones socialistas de Dos Hermanas y Alcalá de Guadaíra, y en cinco de las ocho diputaciones provinciales; además ostenta 50 de los 109 escaños en la Cámara autonómica. Con ese poder, el PP podría haber constituido un verdadero gobierno paralelo al de la Junta y haber puesto al bipartito PSOE-IU al borde de más de un ataque de nervios. Sobre todo, cuando el entorno era propicio: escándalos judiciales de la envergadura de los ERE –que suma más de 140 imputados– y otros de reciente nacimiento como el de las facturas irregulares de UGT-A; paro galopante que supera el 60 por ciento en el sector de población juvenil; y ausencia de reformas de calado para vencer la crisis económica. Sin embargo, la situación de interinidad en el puente de mando del PP-A ha impedido que esto se produzca. Mientras el PP-A deshojaba la margarita de la sucesión, el PSOE impulsó un relevo en marcha, para apartar a Griñán de San Telmo, que empezó la IX legislatura achicharrado por la trama de los ERE; y colocar a Susana Díaz al frente del Ejecutivo, que acometió una crisis de gobierno para quitar de la primera línea política a los consejeros señalados por la juez Mercedes Alaya.

Cargos del PP-A se han quejado amargamente estos meses de que el partido asistiera al lavado de imagen del PSOE-A como las vacas se quedan fijas mirando el paso del AVE. Susana Díaz no sólo ha conseguido controlar el caso ERE, sino que ha almidonado su liderazgo a nivel regional y nacional, con una intensa agenda de contactos y reuniones.

Como en coto sin vallar, el PSOE ha ido entrando y ocupando líneas de discurso. Las alertas en el PP-A sonaron cuando la presidenta andaluza también comenzó, hace meses, a arrogarse el mérito de la recuperación económica, la principal baza electoral de los populares de cara a las próximas elecciones.

La situación cambia ahora radicalmente. Juan Manuel Moreno todavía no es oficialmente presidente del PP andaluz pero ya se ha puesto al frente del partido. Tiene ganas. Su intención es recuperar los metros perdidos en los últimos meses de indecisión y seguir con el proyecto aparcado del carretera y manta de Javier Arenas. Mano a mano, puerta a puerta y kilométrico a la espalda para recorrerse toda Andalucía. Ha dicho que quiere llegar a «cada rincón» de la comunidad.

El perfil de Juan Manuel Moreno es el que más daño puede hacer a Susana Díaz. Ambos son de la misma generación (43 años frente a los 40 que cumple la presidenta andaluza en octubre), los dos tienen destreza para pescar el voto a pie de calle y los dos comparten un origen humilde. Quizá por todas estas variables, el propio Moreno diga que sabe que es el candidato más «jodido» (sic) para la presidenta andaluza. Al PSOE se le ha mojado la pólvora del candidato señorito, un recurso usado de forma masiva contra Javier Arenas y que acabó calando hondo. Moreno Bonilla es hijo de abuelos jornaleros y de padres que tuvieron que emigrar a Cataluña a ganarse la soldada. Este striptease genealógico puede ser una pamema en otras comunidades. Y, de hecho, debería serlo. En Andalucía, cuenta. Misterios insondables de Andalucía, y quizá la explicación de su situación a extramuros de Europa, pero aquí no se acepta un candidato ni demasiado guapo ni demasiado listo ni demasiado rico. Susana Díaz ha convertido su libro de familia –padre fontanero, cuatro hermanas y casa humilde en Triana– en todo un estandarte político.

El efecto Juanma Moreno –así lo llaman en el PP– está por ver. Si realmente es el candidato más «jodido» para Susana Díaz, la convocatoria de elecciones puede no demorarse demasiado. Si algo tiene fino la presidenta andaluza es la pituitaria política. Ha sido fontanera del PSOE antes que fraile en San Telmo.