Presidencia del Gobierno
El PP resuelve problemas «técnicos» y da por hecho el aval del PNV a los PGE
Rajoy se implicó para desatascar la negociación: niegan que la corrupción entorpezca y que en la mesa estén los presos haya estado la política penitenciaria.
Rajoy se implicó para desatascar la negociación: niegan que la corrupción entorpezca y que en la mesa estén los presos haya estado la política penitenciaria.
El Gobierno negociaba ayer «in extremis» con el PNV «problemas técnicos» de última hora para cerrar con los nacionalistas vascos el apoyo necesario para sacar adelante los Presupuestos frente a las enmiendas a la totalidad ya anunciadas por la izquierda. En este diálogo se ha implicado el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. El PNV también ha amagado a última hora con presentar su propia enmienda a la totalidad, como otro elemento más de presión para rentabilizar la necesidad de apoyos de un Gobierno en minoría. Hoy vence el plazo, y ayer desde el ámbito popular se señalaba que no había, en principio, motivos para esa enmienda, «pero estando casi todo arreglado hay problemas técnicos que estamos intentando arreglar».
La impresión que trasladan desde el Gobierno es que todo está muy avanzado, aunque la negociación sobre el cupo no es fácil. Que no se está hablando de política penitenciaria, y que entra dentro de la lógica de estas negociaciones que se quiera apretar hasta el «último minuto», pero que la negociación es independiente del clima político y de la «operación Lezo».
El Gobierno necesita amarrar el apoyo de Ciudadanos (Cs) y del PNV para sortear las enmiendas a la totalidad y que el proyecto presupuestario no le sea devuelto. De darse esa circunstancia, podría entenderse que se ha puesto la primera piedra formal para un nuevo adelanto electoral. Los actuales Presupuestos ya fueron prorrogados y de inmediato el Gobierno debería ponerse a trabajar en las cuentas de 2018. Si no hay apoyos para aprobar las de 2017, negociar las de 2018 es una «entelequia», un «ejercicio que sólo podría llevar a la melancolía», sentencian en medios gubernamentales. «La gobernabilidad no está condicionada porque se pierdan votaciones los martes en el Congreso o porque se constituya una comisión de investigación contra el PP, pero sí porque no haya Presupuestos», apostillan en Moncloa.
Por eso en las últimas horas el Ejecutivo ha colocado el acento en advertir que mezclar la negociación presupuestaria con las «maniobras» de la oposición para utilizar en su contra el nuevo caso de corrupción que ha afectado al PP de Madrid sería una «irresponsabilidad» y supondría poner fuera de juego el principio de la estabilidad. El Gobierno sabe que nadie quiere en estos momentos ir a elecciones. No las quiere Ciudadanos, pero tampoco el PSOE, inmerso en su proceso de elección del nuevo líder. Y en el caso del PNV, les es mucho más rentable aprovechar la situación para «hacer caja» que responsabilizarse de unas nuevas elecciones en las que ellos no tienen nada que perder, pero tampoco nada que ganar. Ayer, el portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando, apeló de nuevo a la responsabilidad del resto de fuerzas políticas, especialmente el PSOE, para que colaboren para sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado para 2017 y ayudar así a consolidar los avances en creación de empleo y riqueza. «Habiendo aprobado el techo de gasto ahora no parecen dispuestos a aceptar que el Presupuesto salga adelante. Lo cual no parece que tenga mucho sentido», sentenció sobre los socialistas. Antes, el portavoz del PNV, Aitor Esteban, daba otra vuelta de tuerca a la negociación con el PP y advertía que aunque aún no había acuerdo, podía haber un consenso «en el último segundo» que cambie su postura. Hoy a las dos de la tarde concluye el plazo para que los grupos registren sus enmiendas a la totalidad, que se debatirán en el pleno los próximos días 3 y 4 de mayo.
El portavoz del PP aprovechó ayer para poner en valor los resultados de las reformas económicas emprendidas hasta ahora por el Gobierno, que, entre otras cosas, «han logrado que hoy haya dos millones menos de parados que hace cuatro años». «Esto no es macroeconomía, esto son realidades sociales, no es porque el viento sople a favor, es consecuencia de las reformas económicas», concluyó Hernando.
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