Economía

Feijóo promete el fin de la España de Sánchez: "Un país subsidiado", sin Presupuestos, con peores servicios y que "tolera" la corrupción

El líder popular recupera el discurso económico y desgrana en un foro empresarial algunas de sus prioridades para cuando llegue al Gobierno: bajar los impuestos y reducir la burocracia

"En España tiene que merecer la pena trabajar", es el eslogan que ha acuñado Alberto Núñez Feijóo y con el que quiere convencer al personal de que, a pesar del "triunfalismo" del Gobierno, la economía no va bien. Hoy, durante la inauguración del Congreso Nacional de la Empresa Familiar en Burgos, ha prometido poner fin a la España de Pedro Sánchez: "Un país subsidiado", sin Presupuestos, con más recaudación y peores servicios públicos y que "tolera" la corrupción.

Nada más subir al atril, el presidente popular ha compartido los datos macro que, a su juicio, habría que destacar: "Las horas trabajadas han caído un 8,9% desde 2018. Hemos bajado la productividad. Hay más de 2 millones de trabajadores que manifiestan que desean trabajar más horas y casi 600.000 con dos o más empleos. Cada día faltan a su puesto de trabajo más de un millón de trabajadores. El 80% de las pymes tiene problemas para encontrar trabajadores cualificados, y seguimos en el peor dato de la UE en desempleo general y de los peores datos en desempleo femenino y juvenil".

A partir de ahí, ha expuesto las seis razones por las que hay un "problema de desafección" en la sociedad española: "La presión fiscal que asfixia el país, la sensación de que pagamos más y recibimos menos, la impunidad que se fomenta desde el Gobierno, la desconfianza del emprendedor, la burocracia y el intervencionismo".

Unas ideas que ha desarrollado con la consiguiente contrarreforma. En materia impositiva, ha denunciado hasta 97 subidas desde que Sánchez llegó a la Moncloa. "Esto se quiere disfrazar de progresismo y no hay discurso de progreso que justifique asfixiar al que produce. No hay justicia si el que trabaja paga cada vez más y el Estado paga cada vez peor", ha denunciado. Según los cálculos del PP, los españoles, en 2024, pagaron "un 42% más que en 2018", y en lo que llevamos de año, la presión se ha disparado con "28.000 millones" de recaudación más que el pasado año. Lo que convierte a España en "el tercer país de la Unión Europea" con mayor presión fiscal.

Un ensanche de las arcas públicas que, lamenta Feijóo, no va acompasado con una mejora de las prestaciones del Estado. "El dinero público no es mérito del Gobierno. Es la recaudación del dinero que pagan los ciudadanos y las empresas por su actividad. Cuando ese esfuerzo no se traduce en mejores servicios lo que crece es la frustración. Pagamos más que nunca pero vivimos peor. Se recauda más y nadie sabe para qué".

Para más inri, llevamos "tres años sin que el Gobierno presente Presupuestos.... y no pasa nada". Una parálisis a la que se une el cerco judicial en el que se encuentran: el Gobierno, el PSOE y el entorno más íntimo de Pedro Sánchez. "La corrupción roba energía moral. Un país agotado, nunca puede prosperar", ha indicado el líder popular. "Presupuestar es decidir, no presupuestar es rendirse al desgobierno. La política no puede pedir sacrificios a los ciudadanos mientras tolera abusos en sus propias filas". La solución: "Restaurar la decencia en la gestión. Es el cambio más urgente que necesita nuestro país".

Por otro lado, ha cargado contra la "burocracia, un laberinto sin salida, una maraña infinita" que dificulta la creación de riqueza. "En lugar de acelerar, frena". Y que induce a la picaresca. "Cuesta más hacer las cosas bien, que hacerlas mal". El PP propone "menos BOE y más PIB, menos trámites y más proyectos, menos papeles y más empleo". También, revertir el "intervencionismo" de un Gobierno "que se mete en las empresas, que interviene los consejos de administración", que no promueve el crecimiento. "Lo domestica".

Finalmente, Feijóo ha puesto especial énfasis en la "cultura del desánimo" dominante en nuestro país. "Un sistema corrosivo" en el que "no hay diferencias entre trabajar y no trabajar, cumplir y no cumplir". En su discurso, ha defendido: "El subsidio no puede convertirse en un modelo de vida ni en una herramienta del poder político. Un país subsidiado no es un país igualitario, es un país sin futuro. Cuando un país empieza a medir su éxito por el número de ciudadanos dependientes del Estado algo se ha invertido en su escala moral".