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Casa Real

Un Felipe VI en horas altas recibe en Marivent a un Sánchez fundido

La situación es aún más adversa que hace un año, cuando el presidente llegaba tras testificar ante el juez Peinado

El Rey y Sánchez en una de las últimas imágenes juntos el pasado 12 de junio en el Palacio Real Diego RadamésEuropa Press

Hace justo un año, el presidente del Gobierno llegaba al Palacio de la Almudaina, en Palma de Mallorca, para reunirse con el Rey después de un día infernal. Además de presidir el último Consejo de Ministros del curso político, por la mañana había prestado declaración como testigo en la Moncloa ante el juez Juan Carlos Peinado en el marco de la investigación a su mujer por tráfico de influencias y corrupción en los negocios. Pocos días antes, el magistrado le había denegado el permiso de testificar por escrito.

Probablemente pensó Sánchez que difícilmente se repetiría otra audiencia estival con tanta carga, también personal y emocional, como aquella. Aunque hizo coincidir la «visita» del juez Peinado con la foto al lado del Rey en la misma jornada para que una cosa tapara a la otra, el trago no debió de ser dulce. Doce meses después de aquella jornada endemoniada, Felipe VI recibirá esta tarde en el Palacio de Marivent a un presidente del Gobierno todavía más fundido y al que no hace falta maquillaje para evidenciar las secuelas físicas del «annus horribilis» que arrastra.

Un Ejecutivo que boquea

Por mucho que el reciente «caso Montoro» haya insuflado algo de oxígeno a un Ejecutivo que boquea, el balance en términos políticos no ha podido ser peor. La imagen de Sánchez está por los suelos tras el escándalo de Santos Cerdán y todo lo que ello ha implicado, mientras la de Felipe VI no puede estar en mejor forma. Si hubiera que dar notas en términos de percepción ciudadana del curso que termina, podría decirse que el Rey le ha mojado la oreja.

El paseo por Paiporta que terminó en batalla campal de barro fue el principio de un subidón real que ha sido impulsado asimismo por la presencia constante en los medios durante seis meses de la Princesa de Asturias a bordo del «Juan Sebastián de Elcano» y el aplomo, cada vez más notorio, de la Reina en la ejecución de una agenda cada día más propia.

Lo cierto es que, aunque pueda parecer un tanto pueril la comparación, Pedro Sánchez ha dado signos este año de una rivalidad con el Monarca que no parece encontrar espejo en Zarzuela, donde hacen como si no se enteraran. Tanto el barómetro del CIS como el del Real Instituto Elcano han ido constatando el refuerzo de la afección al Rey frente a la figura del presidente.

Han sido varias las ausencias (consideradas desprecio por muchos) del jefe del Ejecutivo al lado del Rey. La última y la más sonada tuvo lugar durante la exequias del Papa en Roma. Después de marear la perdiz durante varios días, Sánchez acabó borrándose de un acto que estuvo plagado de mandatarios internacionales, de Trump a Zelenski, sin que nunca se explicara bien el motivo.

Menos audiencias

Termina un año político en el que también se han ido espaciando las audiencias privadas entre ambos. Algunas fuentes culpan de esa distancia al entorno del presidente antes que a él mismo, un extremo difícil de aceptar considerando lo personalista de su ejercicio del poder.

El Sánchez que hoy llega a Marivent es otro muy distinto de aquel 6 de agosto de 2018, la primera de las reuniones baleares después de que el 2 de junio lograra ganar la moción de censura. Pero también Felipe VI es otro. En el cara a cara en Palma del 12 de agosto de 2020, por ejemplo, solo habían pasado nueve días desde que el Rey emérito abandonara España rumbo a la capital de los Emiratos Árabes tras los casos de corrupción que habían salido a la luz. El propósito de enmienda y transparencia aún no ha concluido pero da muestras de seguir la ruta marcada al principio de su Reinado.