
Extremo centro
El feminismo «e un mondo difficile»
Pulseras que funcionen no nos quedan. Presupuestos y mayoría parlamentaria, tampoco. Sólo abundancia de protesta contra no se sabe muy bien qué

La primera y única vez que una pareja sentimental me dio dos bofetones yo tenía 23 años. Estábamos en mi casa dejándolo. La chica estaba cabreada y me cruzó la cara con ganas. No creo que me mereciera la agresión, pero es cierto que toda acción tiende a ser comprensible en su contexto y a mí no me pareció un escándalo que sucediera. Lo nuestro siempre fue un poco excesivo, así que excesivo tenía que ser también nuestro final.
Esto de las pulseras de los chinos ha tenido que sentar como un jarro de agua fría en la programación de temas de Moncloa. Estaba todo el gabinete paladeando una semana de muchísimo high level en la Nueva York de la ONU.
Ya estaban en Semillas explicando cómo rugen de pasión las cancillerías al ver a Mr. Handsome aparecer. Cualquier influencer político te puede explicar cómo en Turtle Bay salen unos fotones para el instagram que se funde el misterio con el logo ese azul tan bonito de fondo. Que usted y yo sabemos que sólo son abalorios de cristal que le importan al que aproveche el viaje para follar en el Hilton. Que este sarao sólo servía para contarle por penúltima vez a los periodistas españoles cómo Pedro iba a ganar de calle, esas elecciones que no va a haber, montado a lomos de los niñinos despanzurraos de Gaza.
En el sanchismo mutante, si eres una mujer feminista es difícil atinar con el trato correcto a la víctima apropiada. Un día hay que tratar como una hermana a una secuestradora de niños condenada, creerse todo lo que te diga e incluso alojarla en tu casa.
Si antes era lo normal emprender una cruzada digital como la vivida con La Manada, ahora depende de la nacionalidad y color del agresor que puedan mostrar interés en la violación grupal que sufra una chavala. De la chapuza sobre las agresiones de la ley del «sólo sí es sí». A cómo podría una portavoz del PSOE fijar posición en el Congreso de los Diputados sobre la prostitución y sus negocios sin tener miedo a ofender a la familia del presidente. El feminismo «e un mondo difficile».
Desde 2017 llevamos arrastrando un Pacto de Estado que a base de repartir riqueza entre unos pocos no ha reducido una sola víctima mortal. No todo es negativo, gracias a la asignación de millones de euros públicos al encuadre presupuestario «violencia de género» Producciones El Consorcio ha generado su propia industria del entretenimiento. Obras de teatro, música, formación, jornadas académicas, campañas de igualdad, cátedras, observatorios, puntos violeta. Nada de todo eso mejora en lo más mínimo la seguridad de las mujeres maltratadas, pero en último término la gaita y el tambor generan un activismo que luego fácilmente se puede reciclar para reventar La Vuelta.
Es cierto que la tecnología a veces falla. No es tan normal que se sobreseyeran casos. Es extraordinario que las administraciones judiciales avisaran. Es un absoluto escándalo que los trabajadores lo acabaran denunciando.
Exige una dimisión que alguna usuaria se llevara un susto o alguna bofetada. Entiendo que como el animal preferido del ser humano es el chivo expiatorio, en el bullshito de la señora Redondo falta un Comando Aznar que le ponga rostro culpable al sabotaje de las pulseras. Óscar Puente ya estaría comparando España con las cifras de violencia de Teherán y diciendo que las maltratadas son unas petardas.
En el camino que hemos emprendido al decrecimiento y al subdesarrollo nos sobran apagones, inundaciones, retrasos de tren y pésimo mantenimiento de carreteras, que quizás tenga algo que ver con el Santo que estaba al mando de las grandes licitaciones. Pulseras que funcionen no nos quedan, niño. Presupuestos y mayoría parlamentaria, tampoco. Sólo hay abundancia de protesta contra no se sabe muy bien qué. Y una audiencia adicta a las emociones fake de un sanchismo siempre tan excesivo y que sólo busca que los españoles la emprendamos entre nosotros a bofetadas.
Me parece un milagro que a estas alturas no se les escape la risa cuando todos sabemos que su preocupación por las víctimas no es cierto. Y es que a Pedro con lo del genocidio, lo de las prostitutas, los niñinos despanzurraos de Gaza, los negritos rescatados del Aquarius, las mujeres maltratadas, y con tantas otras cosas, le pasa lo que a mí por las noches, que es difícil pillar cuándo estamos hablando en broma.
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