Tribunales
A juicio por terrorismo el asesino confeso del sacristán de Algeciras
La finalidad terrorista del ataque y el alcance de las alteraciones psíquicas de Yassine Kanjaa, para quien la Fiscalía pide 50 años de prisión, marcarán la vista oral
El asesino confeso del sacristán de Algeciras (Cádiz) Diego Valencia el 25 de enero de 2023, Yassine Kanja, se sienta desde mañana en el banquillo de la Audiencia Nacional acusado de tres delitos de carácter terrorista: asesinato, tentativa de asesinato (también hirió de gravedad a un sacerdote) y lesiones, por los que la Fiscalía pide para él una condena de 50 años de prisión, que la Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT) eleva a 58.
La vista oral girará en torno a dos cuestiones principalmente: el carácter terrorista de los hechos, que niega su defensa, y el alcance de sus facultades mentales en el momento de irrumpir con un machete en dos iglesias de la ciudad.
Respecto a esta última cuestión, el desfile de especialistas en psiquiatría ante el tribunal resultarán determinante para dilucidar si es responsable penalmente del asesinato o, en su caso, si esa responsabilidad debe atenuarse parcialmente. Para su defensa, Kanjaa debe ser absuelto e internado en un centro psiquiátrico "adecuado al tipo de alteración psíquica que padece", por lo que reclama que la Sala le aplique una eximente completa de enajenación mental porque padecía, sostiene, un "pensamiento delirante místico-mesiánico" en el momento del ataque.
Por contra, el Ministerio Público alega que esa "descompensación psicótica" no le impedía ser consciente de sus actos, ya que sus facultades "no estaban totalmente anuladas", aunque sí aprecia una eximente incompleta de "anomalía o alteración psíquica".
"Proceso de radicalización"
Además, la Fiscalía pide que indemnice con 150.000 euros a la viuda de Diego Valencia y con 50.000 euros a cada uno de sus hijos, así como a los herederos del sacerdote que resultó herido y al ciudadano marroquí al que también agredió, con 17.000 y 3.700 euros, respectivamente.
Y es que, pese a lo que sostiene la defensa de Kanjaa, insiste en que el acusado experimentó en los meses previos a la agresión "un proceso de radicalización, asumiendo las tesis más rigoristas del islam, que defienden la incompatibilidad de esta religión con los principios y valores de otras religiones y la necesidad de actuar para favorecer su eliminación y la de los musulmanes que no siguen los preceptos de su religión".
En su escrito de acusación, el Ministerio Público asegura que tras elegir el objetivo del atentado, dos iglesias de Algeciras, arremetió contra los dos sacerdotes "con la intención de ocasionarles la muerte" y de "aterrorizar a los cristianos". Kanjaa también agredió a una tercera persona "por ser considerado un musulmán converso".
"El mundo se va a acabar"
Según ese relato de hechos, el 25 de enero de 2023 Kanjaa -quien tenía abierto un expediente de expulsión tras haber entrado de forma irregular en España- entró a las seis y media de la tarde en la iglesia de San Isidro de Algeciras, donde protagonizó un altercado antes de abandonar el templo al grito de "El mundo se va a acabar" y "Allah" y regresar a su domicilio a por un machete de grandes dimensiones oculto bajo la cama.
Sobre las siete, se cruzó con A. L., al que acometió por la espalda y golpeó repetidas veces mientras le gritaba: "Tu trabajas para la magia". Un cuarto de hora después, volvió a la iglesia de San Isidro blandiendo el machete mientras se celebraba la misa y se dirigió al altar. Aunque el sacerdote intentó huir, le persiguió y golpeó hasta que cayó al suelo y le propinó un fuerte golpe en la nuca con el machete.
Después de este ataque acudió a la iglesia de Nuestra Señora de la Palma, donde se encontraba Diego Valencia, sacristán del templo, a quien comenzó a golpear con el machete. Aunque trató de huir en dirección a la Plaza Alta, Kanjaa le siguió mientras "lo golpeaba con el arma". El sacristán cayó al suelo y el acusado "se dirigió a él y le propinó dos golpes fuertes con el machete, uno en el cuello y otro en la cabeza" que le produjeron la muerte.
En la misma plaza, el agresor se dirigió a otro tempo, el Santuario Nuestra Señora de Europa, aunque la puerta, que golpeó reiteradamente, estaba cerrada. Su recorrido terminó en el "Mirador del Muro", donde dejó el cuchillo en el suelo y se arrodilló, siendo detenido por agentes de la Policía Local de Algeciras.