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La Iglesia dará vía libre a la exhumación de Franco
Tanto la Santa Sede como la diócesis de Madrid han manifestado que acatarán la sentencia.
Tanto la Santa Sede como la diócesis de Madrid han manifestado que acatarán la sentencia.
Si bien es comprensible que la decisión del Tribunal Supremo provocara gritos de júbilo en los despachos de Moncloa, no es menos cierto que ayer también debió escucharse más de un suspiro de alivio en alguna «loggia vaticana» bajo la mirada escéptica de los frescos de Rafael. La postura de la Santa Sede ha quedado clara en los últimos meses, con reiterados mensajes que han ido siempre en la misma dirección. En el último de ellos, la oficina de prensa de la Santa Sede insistió en que «esta posición se basa en el pleno respeto de la soberanía del Estado español y de su sistema legal». Ahora que la Justicia ha tomado cartas en el asunto, el Vaticano no interferirá con la esperanza de que no se vuelva a apelar a Roma para buscar una solución.
La diplomacia vaticana siempre consideró que el tema implicaba únicamente a la familia Franco, al Gobierno y a la Iglesia española. Y así se lo hizo constar el secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, a la vicepresidenta, Carmen Calvo. La primera ocasión fue en octubre, cuando Calvo visitó el Vaticano y salió de la reunión afirmando que la Santa Sede colaboraría con el Ejecutivo. Más tarde, en un comunicado inusual, el Vaticano matizó que no se oponía a la exhumación «si así lo deciden las autoridades competentes, pero en ningún momento se pronunció sobre el lugar de la inhumación». En el Vaticano no gustaron las formas de Calvo, quien usó también el pago de impuestos de los bienes de la Iglesia como un instrumento de presión a la Santa Sede.
En cuanto a la Iglesia de nuestro país –y concretamente el arzobispado de Madrid, diócesis donde se encuentra tanto el Valle como la Almudena– la jerarquía ha llevado a cabo la «doctrina Osoro» que estipula no interferir en el proceso y acatar el pronunciamiento de la Justicia cuidando la comunicación para que no arrecien las críticas por identificarse con los sectores de la feligresía más próximos al franquismo. La situación era delicada para la Iglesia española habida cuenta de que en amplios sectores de la sociedad se tiene conciencia del papel del general Franco a la hora de detener la persecución religiosa que se desató en toda España durante la Segunda República y, más concretamente, en el Madrid «rojo», ya en la Guerra Civil. Se calcula que entre 6.000 y 6.800 religiosos fueron asesinados por facciones del bando republicano.
Salvo en el caso de que se interpongan nuevos recursos tampoco han de esperarse impedimentos desde la comunidad benedictina del Valle de los Caídos. Su postura desde el inicio de la polémica ha sido que se acatarán las decisiones de la Justicia cuando haya un pronunciamiento en firme. La oposición de la Abadía de la Santa Cruz no era contraria a la exhumación per se sino a que se hiciera contra el deseo expreso de la familia y por la vía de los hechos.
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