Papel
La peligrosa última curva del sustituto de Garzón
Perfil / Pablo Ruz. Magistrado
Habita en las antípodas del juez estrella, precisamente del Garzón al que sustituyó al frente del Central número 5 de la Audiencia Nacional hace casi un lustro. Y es verdad que Pablo Ruz tenía el listón bajo. Rozando el suelo. El que dejó un señor arrogante suspendido cautelarmente en sus funciones y posteriormente expulsado de la carrera judicial (¿hay algo más indigno y sonrojante?). Y nada ha sido fácil desde entonces para un hombre discreto, de esa especie de profesionales que entienden que deben hablar a través de sus sentencias y sus decisiones, alejados de los focos de las teles, los micrófonos de la radio y las tribunas de los periódicos.
Es un hecho que a su mesa han llegado estremecedores casos de corrupción, empezando por el de los golfos que han usado al Partido Popular para, presuntamente, enriquecerse de forma ilícita perpetrando un buen puñado de delitos. También lo es que su trabajo –por consiguiente– ha interesado extraordinariamente a la opinión pública, una tarea que hemos de creer que ha desempeñado sin pensar en el eco mediático que podía generar y ha generado. Así que cabe preguntarse si sus últimas actuaciones siguen guiadas por esa forma de ejercer la magistratura.
¿Tiene pleno sentido, por ejemplo, que vuelva a reclamar información a Hacienda para establecer si el PP cometió fraude fiscal al no declarar sus donaciones hace siete años? ¿No es verdad que ya la Agencia Tributaria le remitió mediada la investigación sendos informes en los que descartaba que se hubiera producido delito alguno en la formación política que preside Mariano Rajoy? ¿No es cierto, en paralelo, que la Intervención General del Estado tampoco encontró relación entre las adjudicaciones de las instituciones gobernadas por el PP a las empresas que aparecen como presuntas donantes en los papeles de Bárcenas y esas supuestas entregas de dinero? Aún más: ¿no concluyó la Oficina Nacional de Investigación del Fraude que en ningún caso los hipotéticos sobresueldos a altos cargos serían delito?
Naturalmente no es que el señor Ruz esté en su derecho, sino que hasta está en su deber ser proactivo y diligente. Va en el ADN de toda toga que se precie: actuar con prontitud, con agilidad, con eficiencia, con perseverancia, sin pereza, con esmero y cuidado. Pero la investigación tiene un principio y un final, y cuesta entender la vuelta sobre episodios que, con la ayuda de los poderes públicos competentes y autorizados, habían sido dilucidados con un resultado meridiano.
Hablamos de un técnico, de una persona inteligente y cabal. No podemos pensar que esté dando sus últimos pasos condicionado y errando, porque sabe que tiene los días contados para abandonar su actual plaza. Tampoco que se le hayan subido a la cabeza algunos de sus indudables éxitos, fruto de su esfuerzo y pericia. Pero sería una lástima que una misión tan ardua y en definitiva científica se viese contaminada, en sus últimas curvas, por factores exógenos y extraños que la malbaratasen. Seguro que no ocurrirá.
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