Política

La imputación de la Infanta

La pugna entre Castro y Horrach aflora: «¡No me malinterprete!»

Horrach y Castro
Horrach y Castrolarazon

Las andanadas jurídicas que han intercambiado en los últimos meses el fiscal Pedro Horrach y el juez José Castro por sus discrepancias sobre la imputación de la Infanta afloraron ayer en las declaraciones de los peritos. En un ambiente tenso de por sí debido al malestar que arrastraban los inspectores de Hacienda a quienes el magistrado ha puesto bajo sospecha, cuestionando sus informes que descartan que Doña Cristina haya cometido delito fiscal, el encontronazo era inevitable. Y no tardó mucho en producirse.

Según fuentes presentes en la declaración, insistió en preguntar a la inspectora de Hacienda que declaró en primer lugar por qué el informe que exculpaba a la Infanta estaba firmado en Madrid y no en la Delegación de la Agencia Tributaria en Barcelona, donde se ha llevado a cabo toda la investigación del «caso Nóos» sobre fraude fiscal. «¿Es eso normal?», preguntó el instructor.

Ante su insistencia y las explicaciones de la testigo, que no convencieron a Castro, Horrach terció preguntando al juez directamente si estaba insinuando que «desde Madrid se habían dado directrices» para orientar el informe en ese sentido. Castro, a quien el fiscal acusó hace unos días de refugiarse en una «teoría conspiratoria» para imputar a la Infanta, no pudo entonces contenerse más. «¡No me malinterprete»!, exclamó airado. «¡No ponga en mi boca palabras que yo no he dicho»!, reconvino a Horrach.

Tras acordar un receso una vez concluida la declaración de la testigo, el juez seguía dando vueltas al asunto, según confirmaron fuentes jurídicas, y comentaba molesto lo sucedido con la secretaria judicial de su juzgado, quizá recordando los días en que ambos eran uña y carne y afrontaban codo con codo la investigación del «caso Nóos», antes de que la Infanta se cruzase en su camino.

El auto de imputación de la Infanta es el último episodio del cuerpo a cuerpo que mantienen el juez Castro y el fiscal Horrach. Lo que aparece evidente, y más tras la escenificación de ayer en los juzgados con la declaración de los peritos, es que Castro y Horrach han hecho de la imputación de la Infanta Cristina casi una cuestión personal. Por este asunto ambos se cruzan reproches y desaires jurídicos que suben de tono en los últimos meses. Si el pasado día 7 era el magistrado quien acusaba al fiscal de «perder las formas», Horrach no se quedaba atrás a la hora de enjuiciar la labor del magistrado. Horrach, harto de que le señalen como la hipotética punta de lanza de una supuesta operación para salvar a la hija del Rey del banquillo echó en cara al instructor del «caso Nóos» que se apoye en una «teoría conspiratoria» para justificar «la existencia de indicios delictivos que avalen la imputación de Doña Cristina». El juez, ante esta insinuación optó entonces por no devolver el golpe dialéctico. Ayer volvieron a verse y no faltaron las andanadas.