Curiosidades de Estribón
La legislatura del funambulista sin red
Yo no soy de las que creen que la legislatura está en peligro. Los nacionalistas harán cabriolas para salvar a Sánchez, por mucho que a veces escenifiquen lo contrario
La duración de la legislatura no la sabe ni Pedro Sánchez. El presidente es todo ventajas: carece de principios, ex experto en aherrojar su partido y pacta con el diablo, pero lo que no puede aún es leer el tarot. Es imposible que vislumbre cuándo sus socios nacionalistas lo dejarán caer. La próxima semana se vota por segunda vez el techo de gasto de los Presupuestos y otra vez anda el hombre haciendo equilibrios, a ver si convence a los de Junts y al PNV. Suma y sigue. En esto consistirán los próximos meses y años: yo te voto si tú me das soberanía. Y así hasta el «estado federal» que ya nos definió la tesis doctoral de José Luis Rodríguez Zapatero.
Cuando el viernes el presidente inició su ronda de contactos con los presidentes autonómicos, los titulares destacaron dos declaraciones del primer invitado, el lendakari Imanol Pradales. Que ve a Pedro Sánchez con «ganas de una legislatura larga» y que al PNV le favorece la continuidad de este Gobierno. No hay nada nuevo bajo el sol. Desde las pasadas elecciones vascas funciona de nuevo la entente entre el Partido Nacionalista Vasco y el PSE. Los socialistas vascos engrasan la relación con el PSOE y Pradales recoge las nueces.
Para el PNV, la amenaza electoral no es Sánchez sino Bildu y, frente a los batasunos, exhibe la bandera de la «independencia tranquila». De la reunión en Moncloa, Pradales subrayó su comodidad con Sánchez: es la misma que experimentan todos los nacionalistas que, como tienen el mango de la sartén de la gobernabilidad, están encantados de alfombrar a cambio su itinerario de transferencias. ¿Cómo no va estar cómodo Pradales? Nunca un gobierno del PP sería «tan generoso».
Antes de finales de octubre han cerrado una segunda reunión, de modo que una «Comisión Bilateral de Transferencias» otorgue hasta Fin de Año una larga de lista de cesiones. Las más gordas, el control marino del litoral, la seguridad de puertos y aeropuertos, la gestión económica de la Seguridad Social y la gestión de los permisos de trabajo a los inmigrantes. Como «pedrea» la información meteorológica, los permisos de pesca recreativa, la gestión de licencias de seguridad privada y un fondo de promoción cinematográfica.
Muy interesante es que el PNV ha ofrecido a Sánchez allanar el camino para que Junts vote los Presupuestos. Es decir, ayudará a la estabilidad de la legislatura a cambio de un pacto estatutario nuevo que incluya «la relación bilateral con España».
Delante de nuestras narices se desmigaja el pacto nacional español y la solidaridad entre todos. Como el resto de las autonomías están que trinan, Sánchez intenta sobornarlas. El ministro de Política Territorial y Memoria Democrática ha recordado a las regiones que, si no se aprueban las cuentas, no habrá nuevos dineros para sanidad, educación ni servicios públicos y las autonomías no dispondrán de presupuestos autonómicos para 2024-26. En cifras de Angel Víctor Torres, Madrid perdería 1583 millones; Andalucía, 1090 y Galicia, 422.
Es todo un atolladero para los barones regionales verse cortos de fondos, a cambio de poner pie en pared con la financiación privilegiada de Cataluña. Pero ese es el pacto que, al menos los del PP, han cerrado con Feijóo. No negociarán chantajes bilaterales.
El margen de la oposición es bien corto. Si se aprobase el techo de gasto, el Senado ya no podría ponerle freno, toda vez que el Gobierno ya le robó esa atribución. Y, si logra las cuentas, de poco le sirve a Feijóo patalear. Yo no soy de las que creen que la legislatura está en peligro. Los nacionalistas periféricos harán cabriolas para salvar a Sánchez, por mucho que a veces escenifiquen lo contrario para apretarle.
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