Ejército de Tierra
Los españoles que adiestran al Ejército de Trump
En la prestigiosa Academia de West Point, por la que han pasado el general MacArthur o el ex presidente Eisenhower, un comandante y cinco alféreces de la Academia de Zaragoza instruyen a los futuros líderes militares de EE UU
En la prestigiosa Academia de West Point, por la que han pasado el general MacArthur o el ex presidente Eisenhower, un comandante y cinco alféreces de la Academia de Zaragoza instruyen a los futuros líderes militares de EE UU.
A 80 kilómetros al norte de Nueva York, en la prestigiosa Academia Militar de West Point, varios cadetes estadounidenses recién llegados reciben una clase sobre armamento. Sentados en el césped, escuchan atentos las explicaciones de su instructor, quien les enseña a montar y mantener en perfectas condiciones su fusil. Ellos, algunos de los cuales están llamados a ser los futuros líderes del Ejército de EE UU, memorizan todo. Muy cerca, una estampa similar: varios alumnos practican técnicas de reanimación con un maniquí, como les acaba de enseñar otro profesor. «¡Yes, sir!», responden para, acto seguido, poner en práctica lo aprendido. Una situación normal en una escuela militar, salvo por un detalle: esos dos maestros no pertenecen al «US Army» y su acento es diferente al que están acostumbrados. Son españoles y, más concretamente, caballeros alféreces cadetes de la Academia General Militar de Zaragoza. En total son cinco, de tercer curso, y forman parte de un intercambio semestral entre ambas instituciones nacido hace más de una década, siendo éste el primer año que los españoles instruyen a los futuros oficiales del Ejército de EE UU, los cuales por ahora son sólo «cadets».
Llegaron a mediados de julio con el objetivo de formarse y formar; de ampliar sus conocimientos, pero también de enseñar lo que han aprendido en España. Y lo hacen en una Academia en la que entrenan a los alumnos para alcanzar «una carrera profesional de excelencia y servicio a la nación como oficial del Ejército de Estados Unidos». Por ella han pasado, entre otros, los generales MacArthur y Patton o los ex presidentes Eisenhower y Grant. Una «fábrica» de líderes en la que cada año se gradúan unos 900 cadetes tras una dura formación. De ellos, 155 «novatos» recibirán instrucción directa de los alféreces Riera, Armada, Fernández, González y Rodríguez-Monteverde. Son los elegidos para una tarea cargada de responsabilidad, pero no los únicos españoles con algo que decir en West Point. Al frente está el español de mayor rango en la Academia, el comandante Francisco González Núñez, profesor y oficial de enlace entre ambos ejércitos. Él lleva dos años en EE UU y todavía le queda otro más.
Estos maestros españoles son, para muchos de los alumnos estadounidenses, el primer contacto que tienen con el mundo militar. Durante el entrenamiento básico de los «cadets» han participado en su instrucción inicial adiestrándoles en «técnicas de tiro, asalto de posiciones defensivas, manejo y manipulación de fusil, bases de patrullas...», explica a LA RAZÓN el caballero alférez cadete Francisco Javier Rodríguez-Monteverde. Su compañero, Ramón Armada Guillén, concreta que, además, «les intentamos enseñar distintas maneras de hacer las cosas para que puedan tener una idea de cómo trabajamos otros países y aprendan a afrontar los problemas desde diferentes puntos de vista». Esa es una de las claves de estos intercambios: la colaboración entre aliados para fomentar «la mentalidad de coalición», es decir, que tengan claro que en las operaciones en las que participarán en el futuro trabajarán codo con codo con efectivos de otros países. «Hoy en día, ni siquiera EE UU realiza operaciones militares en solitario», explica el comandante González, encuadrado en el selecto grupo de oficiales del Departamento de Instrucción Militar. Allí, donde enseñan otros cinco extranjeros (de Reino Unido, Alemania, Japón, Chile y Perú), «los españoles solemos asumir roles importantes, algunos incluso superan a los de los estadounidenses», cuenta orgulloso. Y es que las Fuerzas Armadas españolas se han ganado el respeto de los ejércitos aliados por su colaboración y profesionalidad en las misiones en el exterior en las que participan e incluso han mandado. Por ello, la imagen que en una escuela como West Point se tiene de los militares de nuestro país es más que buena: «Nos tienen en muy alta estima. Saben que somos fiables y que nuestra formación es de las más altas. Nos valoran mucho más de lo que nosotros nos valoramos», comenta González mientras añade que «es genial ver como pasamos de ser “un extranjero más” a “el español” que lidera asuntos importantes».
Esta percepción ha hecho posible que este año se oficializase esa instrucción por parte de alféreces españoles, pero no sólo eso, pues también han ocupado puestos de liderazgo y participado en maniobras con unidades acorazadas, de helicópteros, de Artillería o de Infantería. «Hemos llevado un peso grande en la instrucción, exposición y ejecución de los ejercicios, asumiendo incluso el mando completo de un pelotón y dando apoyo al jefe de sección en la organización y exposición de los temas», detalla el caballero alférez cadete Álvaro Fernández, quien destaca la «multitud de ejercicios codo con codo» que han ejecutado con los «new cadets». Y eso, claro está, genera «confianza», lo que ha permitido que «formemos a los cadetes con menos experiencia en materias en las que sabemos mucho más que ellos», explica Jorge Riera Chamorro. Y recalca: «Las Fuerzas Armadas españolas tienen un nivel de instrucción extremadamente alto».
«Aportamos nuestro granito de arena para que los cadetes vean que hay más formas de hacer las cosas», dice el caballero alférez cadete Ignacio González Cuartero. Conocimientos que plasman en «conceptos básicos» pero claves en la vida militar: «Posiciones de tiro, colocar su equipo en el chaleco, cambiar rápido el cargador, reacciones ante situaciones tácticas... cuestiones básicas que desconocen». Y otras no tan básicas, como «asistencia médica inmediata en combate, reacción al contacto enemigo, asalto de la posición enemiga, topografía...», añade Fernández.
Y mientras ellos se centran en los primeros conocimientos que reciben los recién llegados a West Point, el comandante González se sitúa un escalón por encima y enseña a los de segundo curso y a los más veteranos. Este oficial, que ha estado desplegado en tres ocasiones en Afganistán, les instruye en «procesos de planeamiento y táctica de pequeña unidad». Un aspecto «clave en la formación de los oficiales desde el punto de vista de los procesos de planeamiento y toma de decisiones», explica mientras apunta que también interviene en «la organización y dirección de algunas de las fases de la instrucción». Para él, lo importante de su labor y la de los alféreces es que «favorece el mejor conocimiento de ambas instituciones. El “US Army” tiene mucha experiencia que podemos adquirir, pero nosotros tenemos otras capacidades y lecciones aprendidas que nos hacen un aliado importante para EE UU».
Pero los alféreces no sólo enseñan y su «despliegue» incluye un plan de estudios muy demandante con seis asignaturas, en inglés, de la carrera de Ingeniería que estudian en Zaragoza, una más que las que estudian los cadetes estadounidenses. Aun así, están «entre el 15% de los mejores alumnos de West Point», dice el comandante. Ese aprendizaje se completa con una formación más castrense. «Aprendemos a convivir con tácticas, técnicas y procedimientos diferentes», explica el alférez Riera, para quien uno de los puntos clave es el nivel de inglés que adquieren: «Aprendemos un vocabulario al que no se accede si no estás dentro de la milicia». También conocerán el material y los sistemas de armas estadounidenses: «Vemos desde dentro cómo funciona uno de los ejércitos más potentes», apunta el alférez González. Su compañero Armada añade: «Aprendemos cómo proceden a la hora de realizar misiones y cómo se forma a los futuros líderes de su Ejército». En definitiva, saldrán «con otro enfoque de la milicia muy diferente al español», sentencia Fernández.
EE UU quiere mandar más cadetes a Zaragoza
Los cadetes estadounidenses no sólo aprenden de los españoles en West Point. Al igual que los alféreces, también viajan a España, pero sólo como alumnos. Hace unos años, sólo dos cadetes iban a Zaragoza y al poco, visto los buenos resultados, ya eran cinco, mientras que en los últimos tres años han viajado a nuestro país hasta diez. Ahora mismo, ocho «cadets» de West Point se forman en España y realizan ejercicios y maniobras «más complicadas y demandantes que las que han desarrollado en EE UU», dice el comandante. Y en West Point están tan «contentos» con la formación que reciben que quieren aumentar el número de «cadets» que envían a Zaragoza.
Clases de “español militar”
Además de estos intercambios entre la Academia General Militar y West Point, este año se ha iniciado un curso piloto para impartir «español militar» a los cadetes estadounidenses. Coordinado por la Sección de Idiomas de la Escuela de Guerra del Ejército de Tierra, ha tenido lugar en Zaragoza y tanto los alumnos como las autoridades de West Point «lo han valorado de manera muy satisfactoria», explica el comandante González. Tanto ha gustado que la intención de EE UU es triplicar el número de alumnos que envía a España. Además de aprender el idioma, los cadetes también conocen diferentes unidades del Ejército español.
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