El desafío independentista
Los jóvenes dicen «basta» al secesionismo
El clima de tensión que se vive actualmente en Cataluña está despertando a una generación que, a pesar del adoctrinamiento en las aulas y los insultos, sigue sintiéndose española
El clima de tensión que se vive actualmente en Cataluña está despertando a una generación que, a pesar del adoctrinamiento en las aulas y los insultos, sigue sintiéndose española.
Sienten que les han ignorado, que el Gobierno de la Generalitat les ha dejado de lado y han dicho basta. Ellos son la «otra» juventud, hasta ahora silenciosa que también forma parte de Cataluña, miles de jóvenes que ahora levantan la voz para decir que ellos son catalanes, sí, pero también españoles. «Los independentistas tienen una maquinaria detrás de ellos para movilizarles, nosotros no, así que lo hacemos a través de mensajes, de las redes sociales, no hay una organización que nos subvencione ni nos saque a las calles», dice Luis que ayer, como otro centenar de jóvenes a favor de la unidad de España, salió a las calles de Barcelona para hacerse oír. La concentración comenzó en la Plaza Bonanova y concluyó en la popular plaza de Artós, donde se proyectaba el partido de la selección. Las señeras se mezclaban con las banderas de España ante la mirada atónita de algunos viandantes, pese a la tranquilidad y buena ambiente que marcaba el transcurso de la marcha. «Estamos acostumbrados a que nos miren mal, pero ya es hora de que nos escuchen. Nos han querido adoctrinar desde pequeños en el colegio, nos han señalado e insultado por sentirnos españoles, pero esta situación no se puede consentir más», apunta Alberto, de 25 años, que no para de gritar «Viva España». «Esta es la juventud de España», corean. No es la primera vez que salen, desde que se produjo el referéndum ilegal consideraron que era el momento de dejar de ser la «mayoría silenciosa» para ser la «mayoría ruidosa», apunta Gonzalo. La mayoría de los manifestantes no supera la treintena y, en esta ocasión, se han convocado por WhatsApp.
«Son acciones simbólicas, pero muy necesarias en los tiempos que vivimos. Yo me siento primero Español y después catalán, porque España es mi país», dice Eduardo. Cuando llegan a la Plaza Artós, alguno continúa, quieren seguir alertando a los vecinos del peligro que supone el desafío independentista. Desde los balcones, los vecinos les aclaman y les agradecen que sean ellos, los jóvenes, los que se movilicen. «Yo también salgo para dar las gracias a la Policía y a la Guardia Civil, me parece intolerable lo que han hecho con ellos y me da vergüenza. Yo no quiero formar parte de eso. Las Fuerzas de Seguridad son necesarias para el cumplimiento de la ley», asegura a este diario Román, de 24 años, que arenga a los jóvenes.
Ya de vuelta en Artós, todos reunidos comienza el partido de la Selección contra Albania. Suena el himno y los manifestantes lo entonan, se sienten unidos. De repente, Moreno marca el primer gol y un estallido de júbilo inunda el barrio. El deporte también une.
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