San Sebastián

Los «verificadores» vuelven para ofrecer otra trampa de ETA

Quieren que Moncloa se siente con los etarras sin que entreguen las armas

Urkullu es el mejor interlocutor para los mediadores de ETA
Urkullu es el mejor interlocutor para los mediadores de ETAlarazon

ETA no tiene previsto hacer ningún «gesto» significativo, como la entrega de las armas, su disolución (la rendición es impensable) mientras los Gobiernos de España y Francia no se sienten a negociar lo que la banda llama las «consecuencias del conflicto».

ETA no tiene previsto hacer ningún «gesto» significativo, como la entrega de las armas, su disolución (la rendición es impensable) mientras los Gobiernos de España y Francia, en especial el nuestro, no se sienten a negociar lo que la banda llama las «consecuencias del conflicto», según expertos antiterrroristas, consultados por LA RAZÓN. Puede intentar algún tipo de trampa, sobre todo de cara a la opinión pública, con el fin de intentar una transferencia de responsabilidades al Gobierno por negarse a negociar y dejar el «conflicto» abierto, con las consecuencias que ello pudiera acarrear.

La visita (durante la próxima semana, antes del congreso de Sortu, que tendrá lugar el 23-F), de los llamados «verificadores internacionales» al País Vasco, que, al parecer, han mantenido algunos contactos con representantes de ETA, forma parte del «enredo» que el Gobierno vasco y el PNV organizan para pilotar el «proceso».

Los «verificadores», al frente de los cuales se encuentra el cingalés Ram Manikkalingam, es uno de los inventos creados por el abogado sudafricano Brian Currin, el jefe de los llamados «mediadores», que, desde el primer momento, han apostado, tal y como quiere ETA, por una «solución negociada al conflicto». Esta estrategia tuvo su punto álgido en la Conferencia Internacional, celebrada en San Sebastián en octubre de 2011. Tras ella, la banda anunció el supuesto «cese armado definitivo», condicionado al establecimiento de negociaciones. Además, en el comunicado no daban en ningún momento por cerrada la «confrontación armada».

«Mediadores», «verificadores» y otras especies similares que puedan surgir, que no actúan de forma altruista sino que cobran por sus servicios, forman parte del plan general diseñado en la anterior legislatura para que el posible fin de ETA se ajustara al modelo irlandés, que se siguió con el IRA y que, con el paso del tiempo (ahí están de nuevo los atentados con bombas y los asesinatos) se ha demostrado como un completo fracaso. Sencillamente, porque los terroristas irlandeses no han logrado sus objetivos estratégicos, sino algunos de carácter táctico, tal y como ha ocurrido en España, con la legalización de los partidos batasunos Bildu-Amaiur-Sortu.

A este respecto, las fuentes consultadas recuerdan que en la citada Conferencia Internacional, tres de las figuras más relevantes fueran precisamente las que gestionaron el «proceso» irlandés: Gerry Adams, dirigente del Sinn Fein, el brazo político del IRA; Berti Ahern, ex primer ministro de Irlanda; y Jonathan Powell, jefe de gabinete del premier inglés Tony Blair. Fueron ellos los que, junto con otros expertos «conflictólogos», promovieron la llamada «Declaración de Ayete», por el palacio donde se celebraba la conferencia, en la que se aportaba abiertamente por la solución negociada, pero sin que la banda tuviera que desaparecer.

ETA dijo no a Batasuna

Los movimientos que ahora protagoniza el Gobierno vasco y el PNV con verificadores-mediadores, en su afán de pilotar el «proceso», se producen después de que Batasuna lo intentara a mediados del año pasado. Obtuvo de ETA un no rotundo a hacer «gestos» significativos si el Gobierno no se sentaba a negociar. Los comunicados emitidos por la banda desde entonces, en julio, septiembre y noviembre, se caracterizan por un tono cada vez más exigente, muy lejano a supuestos «gestos de buena voluntad», como ahora se pretende «vender» desde algunos medios.

En el último, del 25 de noviembre, además de realizar un emplazamiento directo a los Gobiernos de España y Francia, se utilizaba, incluso, la palabra «involución» para hablar del estancamiento del «proceso». Se trata de una estrategia que la banda ha utilizado cuando no ha logrado que se negocie lo que quiere.