Opinión

Un mapa teñido de azul

Hay deseo de cambio. Se percibe un nuevo ciclo que, de ordinario, requiere dos legislaturas

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AMP.-Feijóo replica al 'número dos' de Vox en Valencia que la violencia de género "existe": "No daremos ni un paso atrásEuropa Press

La constitución hoy de los nuevos ayuntamientos fruto de las elecciones teñirá el mapa de azul. Una treintena de alcaldes de capitales de provincia serán del PP, aunque en varios casos de la mano de Vox. A su vez, el PSOE pasa de tener 22 municipios importantes a nueve, si incluimos Vitoria, donde necesita el voto a favor de PP y PNV para que no gobierne EH Bildu. Hay que ver lo mal que le fue al PSOE en las pasadas elecciones. El partido de la rosa iba a las locales intentando salvar los muebles en las autonomías de Aragón, Extremadura o Castilla-La Mancha y sólo le quedó el feudo de Page. Hubo cambios insólitos: Baleares, Canarias, Extremadura. En el nivel municipal, Sánchez cerró campaña en Barcelona en las pasadas elecciones porque apostaba por esa joya de la corona. También soñó con la alcaldía de Sevilla o la de Toledo, no ha podido ser.

El PP ganó en 27 capitales y el PSOE sólo en 14. Los sociólogos dicen que, dentro de lo peligroso que es extrapolar resultados a unas generales, es mucho más fiable hacerlo desde los resultados municipales que desde los autonómicos, porque en los ayuntamientos votaba todo el mundo y en cambio, muchas autonomías no tenían elecciones. Por eso ha dado tanta risa el resultado estimado ayer por el CIS, con ese Tezanos dando al PSOE la mayoría y manteniéndolo a medio punto del PP. Es sencillamente, ridículo. Según su baremo, la alianza de los socialistas con Sumar superaría en 4,5 puntos a la suma de PP y Vox. Sería un empate técnico: 31,2 por 100 para los socialistas y 30,7 por 100 para los populares. Sumar en tercer lugar, con un 14,3 por 100 de los votos y superando a Vox, con 10,6 por 100.

Es curioso que Tezanos pretenda que serán mejores los resultados en las generales, porque justamente en las locales suele primar el factor cercanía por encima del punto ideológico. Si ha de sufrir castigo, Sánchez lo sufrirá en particular el 23 de julio. El Gobierno insiste en el discurso económico porque las cifras macro, en comparación con otros países europeos, no son malas, pero se equivoca. Por primera vez desde que España entró en democracia las elecciones van a tener un fuerte contenido ideológico. Las personas se resienten del paro o los salarios bajos, pero irán a las urnas con otros asuntos en la cabeza. En concreto, la humillación de ver crecidos a los proetarras, el apoyo a los autores del golpe de estado en Cataluña, el cisma nacional en torno a la memoria democrática y el apoyo a despiadadas leyes de eutanasia o del «solo sí es sí».

Los pactos con Vox en las alcaldías, que se consideraba iban a ser la baza principal del escándalo, se están llevando a cabo con naturalidad. La izquierda repite que es mejor Bildu arrepentido que Vox crecido, pero no parece que en los ayuntamientos se esté comprando el mensaje. Al fin y al cabo, en pueblos y ciudades se conocen todos. ¿Por qué no van a pactar con Santi Abascal si Santi Abascal viene precisamente de combatir a ETA en su familia?

Sencillamente, hay deseo de cambio. Se percibe un nuevo ciclo que, de ordinario, requiere dos legislaturas. No están hundidos los bancos ni desfalcada la hacienda pública, pero Pedro Sánchez ha traspasado todas las líneas rojas de España, mintiendo además como un bellaco. Y ya lo saben en Sevilla, en Toledo, en Valencia, en Canarias y Baleares, en las dos Castillas, en Aragón y en todo el norte. Que se lo cuenten a Óscar Puente o a Fernández Vara, a Lambán o incluso a Revilla. Muchos de los candidatos socialistas lo han hecho correctamente y hasta son populares, muy populares. La culpa, sencillamente, es de semejante jefe.