Situación

Marlaska, "abrasado", pero no será el "trofeo" de la izquierda

El presidente mantiene en pie al ministro del Interior, a pesar del enfado por comprometer su palabra

El ministro del interior, Fernando Grande-Marlaska
El ministro del interior, Fernando Grande-MarlaskaBlanca MillezAgencia EFE

Nuevo correctivo al ministro del Interior. El segundo en cuestión de un mes. A la delegación de competencias en materia de inmigración a la Generalitat de Cataluña para premiar a Junts, se une ahora la orden del presidente del Gobierno de revocar el contrato de compra de balas a una empresa israelí por 6,6 millones de euros.

Este nuevo revés para Fernando Grande Marlaska se suma a una cuenta de errores cada vez más extensa en su hoja de servicios. Si bien es el ministro que más tiempo lleva al lado de Sánchez –desde 2018–también es el que camina siempre en la cuerda floja. Del cese del coronel Pérez de los Cobos, pasando por su política de dispersión con los presos de ETA, hasta su gestión en el salto a la valla de Melilla que se saldó con la vida de 22 migrantes o su responsabilidad en la muerte de los dos guardias civiles en Barbate. «Está abrasado políticamente», resumen en las filas de izquierdas.

La izquierda ya sabe que Sánchez no dejará caer a Marlaska

Pese a ser el ministro más reprobado con el apoyo de socios y de la oposición –hasta en tres ocasiones en el Congreso y Senado–, el presidente del Gobierno no tiene intención de dejarle caer, de momento, tal y como confirman en el Ejecutivo, donde no esconden el malestar latente del propio Pedro Sánchez con el titular de Interior. El motivo es que con el contrato de armamento ha comprometido la palabra dada por el presidente en sede parlamentaria. Sin embargo, pese al varapalo severo para el ministro al verse desautorizado, no habrá consecuencias políticas. Sería ese el «trofeo» que espera sin lugar a dudas PP y Vox, pero, especialmente ahora, la izquierda, que es quien esta semana ha exigido al presidente cobrarse su salida de Moncloa. IU ha sido quien ha reclamado su cabeza con más fuerza. Ahora, sabedores de que no es una posibilidad tangible, la izquierda ha enfriado sus exigencias al ser conscientes de que es una «batalla perdida» si Sánchez «no está dispuesto», según explica una fuente en IU.

Esto sigue causando malestar en el espacio de izquierdas. Le responsabilizan de haber llevado al límite al Gobierno y de «erosionar» al propio espacio al verse sometido a una prueba de estrés en la que Podemos les ganaba. Sí se preparan para la revancha en el Congreso. Esperan que comparezca por voluntad propia antes de apoyar la petición del PP.