Cataluña

La DUI hace estallar al secesionismo

El ex presidente Mas reconoce que no están preparados para la secesión y deja en evidencia las fisuras en el bloque independentista, cercado por el éxodo de las empresas. El PDeCAT pide «sensatez» mientras ERC y la CUP apuestan por la ruptura

Puigdemont junto a la comisión prodiálogo del Colegio de Abogados de Barcelona, ayer, en la Generalitat
Puigdemont junto a la comisión prodiálogo del Colegio de Abogados de Barcelona, ayer, en la Generalitatlarazon

El ex presidente Mas reconoce que no están preparados para la secesión y deja en evidencia las fisuras en el bloque independentista, cercado por el éxodo de las empresas. El PDeCAT pide «sensatez» mientras ERC y la CUP apuestan por la ruptura.

Todo está en manos de Puigdemont. Su gobierno ha publicado los resultados del referéndum y centra la atención en el próximo martes en el Parlament donde comparecerá a petición propia para «informar de la situación política». Hasta ese día, Puigdemont tiene tiempo para tomar una decisión que unifique los, hasta hoy, dispares criterios de los independentistas. A pesar de las continuas reuniones no hay acuerdo. Por un lado, el PDeCAT. Por otro, el resto de las fuerzas independentistas, incluidas las entidades soberanistas. Esquerra Republicana que podía convertirse en arbitro de la situación ha declinado, y ha optado por liderar el sector duro. «De perdidos al río», dicen fuentes del entorno republicano.

Ayer no fue un buen día para el soberanismo: llegó la tormenta económica. El goteo de empresas que optaban por dejar Cataluña se convirtió en un chaparrón a medida que avanzaba el día. Los bancos, las empresas del cava, textil, biotecnología, telecomunicaciones, sanitarios, energía, comunicaciones y un largo etcétera se sumaron en cascada. La situación fue tal que Oriol Junqueras, vicepresidente del Govern y consejero de Economía, tuvo que salir a la palestra para quitar importancia a la huida empresarial. De hecho, la negó como la negó en 2015 Artur Mas. Lo hizo de puertas afuera. Puertas adentro afirman, fuentes consultadas por LA RAZÓN, lo contrario «en la sede de Economía están acojonados», por lo que Junqueras tuvo que dar la cara «para calmar los ánimos».

En la vertiente política, Santi Vila, consejero de Empresa, rompió las hostilidades en un artículo publicado en el diario ARA. Vila, uno de los dirigentes del PDeCAT más críticos con las prisas de ERC y de la CUP, tal y como adelantó LA RAZÓN a principios de esta semana, provocó un gran revuelo dando voz a quienes piden volver a la sensatez. Marta Pascal, coordinadora del PDeCAT, y Santi Vila llevan mucho tiempo alertando del conflicto y avisando de los peligros que conlleva una Declaración Unilateral de Independencia. Para el PDeCAT, el 1-0 no es representativo de toda la sociedad catalana, que la DUI sería despreciada por Europa y el mundo, y que el movimiento del estado dejaría a Cataluña sin su autonomía. Esto no quiere decir que los dirigentes del PDeCAT hayan dado marcha atrás, sino que plantean una «tregua» para evitar lo que el presidente Rajoy llama «males mayores».

Hasta Artur Mas en declaraciones en «Financial Times» se sumó a esta tesis, pero fuera del PDeCAT y del mundo de la empresa, la propuesta de «ganar tiempo y poner el freno de mano», no ha logrado más adeptos, pero «alguien tenía que decir lo que piensa en voz alta» porque es necesario «un debate en serio que fuerce una posición seria de ERC» porque «hasta cuándo ERC seguirá haciendo la pinza con las entidades –Asamblea Nacional y Òmnium Cultural– y con la CUP», se preguntaban en el PDeCAT. La respuesta republicana no se hizo esperar: «Madrid ha de sentarse en la mesa y poner el contador a cero con el objetivo de llevar a cabo una negociación franca por todas las partes. Sin condiciones. Si esto no es así, no podemos frenar porque sería traicionar a nuestra gente».

Por su parte, el president Puigdemont está lejos del posibilismo y, según su guardia pretoriana, sigue «totalmente comprometido con la Declaración Unilateral de Independencia». En las próximas horas, y días, se intensificaran las reuniones a las que, además de los partidos soberanistas, asisten Jordi Sánchez, Asamblea Nacional Catalana, Jordi Cuixart, Òmnium Cultural, Oriol Soler, editor del grupo Cultura O3 y Xavier Vinyals, presidente de la Plataforma pro Selecciones Deportivas Catalanas. Con esta correlación de fuerzas la soledad del PDeCAT se hace evidente lo que puede decantar a Puigdemont hacía la Declaración Unilateral.

Por su parte, la CUP ha acentuado la presión. Exige la DUI de forma inmediata, pide el boicot a las entidades financieras que dejan Cataluña, ha dejado entrever que ya está negociando el texto con la dirección de Junts pel Sí y está movilizando a los Comités de Defensa del Referéndum –CDR–, coincidiendo con la huelga convocada por el sindicato nacionalista CSC y con nuevas movilizaciones que la ANC programa para la próxima semana. La primera en el Parque de la Ciudadela situado ante el Parlament de Cataluña. Con este escenario, y con ERC totalmente decantada a 72 horas del pleno, si nada lo remedia, la DUI está servida y, con toda probabilidad, no en su formulación más suave, la diferida, que abriría un periodo de entre tres y seis meses.