Tomás Gómez

Neardentales políticos

El que discrepe es tildado de desleal con el partido bajo el dedo acusatorio de neandertales políticos, como Óscar Puente

El alcalde de Valladolid, Óscar Puente, saluda amistosamente a Pedro Sánchez
El alcalde de Valladolid, Óscar Puente, saluda amistosamente a Pedro SánchezLa Razón

Todos los sondeos que se están publicando en los últimos días apuntan en una misma dirección, subida del PP y caída del PSOE. Sin duda, el estado de opinión de la calle es de cambio de ciclo. Feijóo aguantó bien en Galicia y lo que era un plebiscito acerca de su liderazgo, terminó por convertirse en el principio de un camino de espinas para Sánchez. Lo que ha ganado en tranquilidad el popular, lo ha perdido el líder socialista. La bomba de relojería estalló días después con el «caso Koldo» y Sánchez optó por la estrategia de elegir el mal menor, intentando tapar el escándalo con la aprobación de la ley de amnistía. A la vista de las encuestas, no ha resultado eficaz. A cada ocasión que se le presenta, el líder socialista asegura que la legislatura va a ser larga, pero lo probable es que sea corta y dramática para el PSOE.

Se ha convertido en alguien irrecuperable en términos de confianza y liderazgo social. Salvo las honrosas excepciones de García Page y Lamban, el resto de la organización ha sido sometida a una forma de dominación en la que, el que discrepe, es tildado de desleal con el partido bajo el dedo acusatorio de neandertales políticos, como Óscar Puente, que entienden más del uso de la fuerza que de la razón. Pero la política en España es muy rápida. Sánchez ha tenido mucha suerte varias veces en su vida, pero la fortuna es como todo, también se agota y caerá con una rapidez sorprendente. Cuando el poder le abandone, su guardia pretoriana será la primera y más cruel en atacarle, en ese momento, lo que quede del PSOE mirará hacia los que, como el líder manchego, se resistieron al sometimiento a los intereses personales de Sánchez.

En el Partido Socialista, los cuadros intermedios siempre han tenido buen olfato para apostar a caballo ganador, justo lo que ha dejado de ser Sánchez.