Crisis en el PSOE
On the road para ser «el coletas»
Sánchez intentará jalear a la militancia en la calle y en la televisión.
«Nos ha lanzado un grupo de misiles de asalto». Así se expresaba un destacado miembro de la Gestora del PSOE nada más acabar la comparecencia de Pedro Sánchez en el Congreso. Tal como se adelantó en estas mismas páginas, el defenestrado líder socialista escenificó su decisión el mismo día de la investidura, algo que causó un profundo malestar en la actual dirección del partido y la mayoría del Grupo Parlamentario socialista. «Puestos a hacer el numerito, podía haberlo hecho el viernes», comentaban varios diputados tras la emocional, lacrimógena y calculada intervención de Sánchez. La primera reacción del sector oficialista y de algunos «barones» territoriales fue dura: «Va de mártir tras una derrota democrática», decían al recordar la votación del Comité Federal. Pero tras las primeras aceradas críticas, la consigna desde la Gestora fue clara: es una decisión que le honra. Sánchez ha entregado su acta de diputado, pero a partir de ahora plantea una batalla sin precedentes. Es la suya una salida entre la rendición y la guerra.
Tras un mes de hermético silencio, salpicado por sus vacaciones en Estados Unidos, Pedro Sánchez mantuvo una frenética agenda la última semana. Habló y se vio con mucha gente, sobre todo tras el primer debate de la fallida investidura de Mariano Rajoy. Dudoso y diletante entre quienes le aconsejaban renunciar al acta de diputado para no incumplir un mandato del Comité Federal, y los que defendían su presencia en el Congreso para votar por segunda vez «No» a Rajoy. Ambos bandos pertenecían a su «núcleo duro» y lo hacían desde posicionamientos distintos. Entre los primeros, César Luena, Patxi López, Andrea Lastra y María González Veracruz, todos ellos militantes y buenos conocedores de la estructura orgánica del partido. Aunque fieles a Sánchez, le aconsejaron un paso atrás y dar la batalla desde fuera. «Pedro, en nuestra cultura es impensable desobedecer al Comité Federal», le dijo el ex lendakari Patxi López en una larga reunión de cuatro horas. Además, le recordó que le inhabilitaba para aspirar en primarias al próximo Congreso del PSOE, según los propios estatutos del partido.
Muy diferente fueron los consejos de la otra reunión con sus leales, en este caso, con dos mujeres muy significadas: Susana Sumelzo y Margarita Robles. La primera es una mujer conflictiva, natural de Ejea de los Caballeros y que debe toda su carrera política al actual presidente de Aragón, Javier Lambán, a quien luego ha puesto literalmente verde. «Baturra y traicionera», dicen en el socialismo aragonés ante Sumelzo, que, precisamente, entró en la Ejecutiva Federal a propuesta de Lambán. Caso diferente es el de Margarita Robles, una magistrada independiente, cuya coherencia y honestidad personal son indiscutibles. Llegó a ser número dos de Pedro Sánchez y ha mantenido su lealtad sin pelos en la lengua. «Me debo a mi conciencia, al programa con que me presenté y desconozco las estructuras orgánicas de un partido al que no pertenezco», asegura Robles en defensa de sus postulados. Ambas le aconsejaron que se mantuviera en el escaño.
La declaración de guerra es total y tiene decidido presentar su candidatura en el próximo Congreso Federal socialista. En este sentido, su hoja de ruta pasa por una feroz campaña de calle y medios: visitar las agrupaciones, agitar a la militancia y movilizar a las bases. «Va camino de ser como el “coletas”», advierten varios «barones» regionales, ante lo que Sánchez intenta ahora: una incesante presencia en platós de televisión y tertulias, como hizo Iglesias, previo a su lanzamiento a la política nacional.
Lo inicia este mismo domingo en el programa de Jordi Évole, «Salvados», en La Sexta, y tiene ya cerrados otros muchos la próxima semana. Un desafío en toda regla a la Gestora del partido, emplazando incluso la fecha de mañana lunes para poner fecha al próximo Congreso Federal. Pero desde Ferraz recuerdan que no existen plazos para ello y que la Gestora está, precisamente, para ordenar la reconstrucción del partido con total serenidad y sin limitación de tiempo. El problema, añaden, es que fuera del Congreso «hace mucho frío» y Sánchez quiere acelerar los pasos para no caer en el olvido. Aunque públicamente no quieren hacer sangre para no avivar las heridas, los oficialistas y hasta ayer algunos «sanchistas» critican la puesta en escena del ex Secretario General: «Ha hecho un enorme daño, ninguno de sus antecesores se atrevió a tanto».
En su opinión, Sánchez ha engañado a la gente, zaherido sus sentimientos y ha hecho un flaco favor al partido. Sobre las posibles sanciones a los díscolos, se muestran prudentes. La próxima semana, con el debate finalizado, la Gestora y el grupo parlamentario decidirán en consecuencia.
Tras una investidura histórica, veteranos diputados coinciden en que es preciso articular un gobierno dialogante y una oposición constructiva entre los tres partidos constitucionalistas, PP, PSOE y Ciudadanos. Para ello, los socialistas necesitan un líder y un programa creíbles, lejos de la agitación callejera de Podemos. «El discurso de Pablo Iglesias es un porrón de votos para el PP», opinan ante la actitud del dirigente de Podemos. Todos ellos piensan que está en juego la democracia representativa, que Iglesias, cada vez más contestado en su partido, combate con fiereza. Este ha sido un debate sin precedentes con una situación inédita. Un candidato a presidente, Mariano Rajoy, que aguantó estoicamente un año para lograrlo. Y un adversario, Pedro Sánchez, derribado de la Secretaría General del PSOE en tan sólo dos. Lo nunca visto.
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