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Outsider: ¿una amenaza para los partidos?

Los politólogos constatan que las formaciones populistas han atemperado su discurso y que a largo plazo se integran en el sistema y optan por las corrientes dominantes

El presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron / Efe
El presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron / Efelarazon

Los politólogos constatan que las formaciones populistas han atemperado su discurso y que a largo plazo se integran en el sistema y optan por las corrientes dominantes

Quizás el primero en abrir la veda en Europa de los que se salen de los partidos políticos tradicionales fue Silvio Berlusconi. «Il Cavaliere» fundó el partido Forza Italia en un momento de corrupción generalizada en su país, haciendo valer su condición de «outsider» de la política. Su perfil de empresario hecho a sí mismo y con gran influencia en los medios de comunicación ha sido emulado incluso por Donald Trump con notable éxito, salvando las enormes diferencias. En 2007 anunció la disolución de su partido Forza Italia y el nacimiento de la fuerza política bautizada como Pueblo por la Libertad, que acudió a los comicios de 2007 en coalición con la Liga Norte. La imagen de Forza Italia sigue ligada fuertemente al personalismo de Berlusconi, pero algunas cosas han cambiado: ha dejado de percibirse como un partido protesta

¿Puede la historia repetirse? ¿Los partidos ligados a una personalidad son una amenaza real a los partidos tradicionales? Para Doru Frantescu, director del «think tank», Votewatch Europe hay que mirar al largo plazo y pone un ejemplo más reciente: Beppe Grillo que fundó el partido político Cinco Estrellas. En 2013, este partido político ya sin Grillo, acudió a los comicios generales siendo una de los grandes sorpresas y en 2017, bajo el liderazgo de Luigi di Maio, ha conseguido formar parte de la coalición de gobierna Italia junto a la Liga Norte. Aunque este ejecutivo es percibido como populista por parte de Bruselas, para Frantescu «han atemperado su discurso en muchas áreas» en lo que parece ser el destino de todo partido que madura. «En el largo plazo, estos partidos se integran en el sistema, crecen y optan por las corrientes dominante», dice.

¿Existe una receta para convertirse en un político estrella que llegue a gobernar sin respaldo de un partido? Eduardo G. Vega, consultor en el Centro Internacional de Gestión y Marketing Político de la Universidad Camilo José Cela, asegura que con «un relato personal potente, coherencia y una trayectoria que no tenga los lastres que pueden cargar los partidos tradicionales se puede conectar con la gente». En su opinión, «el éxito de estas candidaturas independientes se ha generado, sobre todo, debido a la desafección de los ciudadanos por los partidos tradicionales, especialmente tras la crisis. A la gente no le va bien, no se siente cómoda y critica a los políticos».

Entre los nuevos ejemplos de ruptura del sistema de partidos, figura el presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron. Su figura ha sido su mensaje: juventud, arrojo, renovación y europeísmo. El candidato perfecto para frenar a Le Pen.

Según Frantescu, aunque el presidente francés supo aprovechar con maestría esta «ventana de oportunidad» de las últimas elecciones, mantener su partido político no le será fácil. «A largo plazo tendrá que luchar ya que su popularidad está cayendo y puede que en las próximas elecciones europeas los resultados bajen. Empieza a no gustar ni a la derecha ni a la izquierda».

Precisamente Macron está deshojando la margarita sobre qué hacer de cara en las elecciones europeas. Quiere crear su propia plataforma política europea y está tendiendo puentes a partidos políticos como Ciudadanos en España. Se resiste a formar parte del grupo político liberal, con el que parece tener más en común y se desconoce si romperá el actual equilibrio entre populares y socialistas con fichajes inesperados.

Sin salir de Francia también hay otros ejemplos. Manuel Valls, antiguo primer ministro socialista francés, tras dejarse cortejar por Ciudadanos para la alcaldía de Barcelona, también sopesa liderar una plataforma de partidos con la que optar al consistorio como modo de hacer frente al independentismo. La frontera derecha-izquierda se desdibuja a favor de una diferente. En la bancada contraria se encuentra el expresidente Carles Puigemont, quién en el mes de julio presentó la denominada Crida Nacional que pretende «unir y no dividir» en un intento de que cualquier fractura dentro del independentismo no sea percibida por los votantes.

Para Frantescu, «el fenómeno de la fragmentación de los partidos políticos está presente en todos los países europeos». La pregunta es si ha venido para quedarse o es tan sólo coyuntural. «Hemos vivido una revolución tecnológica, la gente tiene mucha más información a su disposición, se aburre antes de sus políticos. Antes era mucho más difícil llegar a la gente si no se tenían medios necesarios. Por eso, la lealtad a la marca política es mucho menor». Parece que la ola de los outisders no ha hecho más que empezar, aunque una marca pueda ser susituida por otra mucho más rápido de lo que creíamos.

Un fenómeno europeo... y catalán

Emmanuel Macron fue ministro de Economía con Hollande, un cargo que le sirvió de plataforma para dar el salto como candidato a las elecciones presidenciales que acabó ganando bajo el paraguas de su Movimiento en Marcha. No era especialmente carismático, además, había trabajado como banquero en Rothschild, pero supo vender la idea de líder antisistema capaz de superar el viejo esquema izquierda derecha. Su popularidad es ahora muy baja.

Beppe Grillo logró aglutinar a los electores desencantados con la política tradicional a partir del éxito de su blog. Logró una gran movilización en 2007 para recoger firmas contra la ley electoral y después fundó su partido Movimiento 5 Estrellas. Ha sido el látigo de los políticos tradicionales. Su formación gobierna en la alcaldía de Roma y forma parte del Gobierno nacional de coalición con los nacionalistas de la Liga, liderados por Matteo Salvini.

Carles Puigdmont quiere recomponer el espectro independentista con la creación de la Crida Nacional per la República, un movimiento personalista creado a imagen de su fundador que tendrá al propio ex presidente como líder con el único objetivo de luchar por el independentismo y proclamar la república cuanto antes. En otoño celebrará una convención constituyente con el propósito de convertirse en la fuerza hegemónica del soberanismo en Cataluña.

Manuel Valls, el hombre que pudo «reinar» en Francia, lucha por hacerse un hueco en el escenario político de Cataluña. El ex primer ministro francés, barcelonés de nacimiento, fracasó en su intento de ser el líder de los socialistas franceses para las presidenciales. Ahora sopesa presentarse a candidato para las elecciones municipales de Barcelona dentro de una oferta de Ciudadanos, si bien prefiere una lista que no esté ligada a unas siglas políticas.