Barcelona

Padres del Sant Andreu ven una «venganza» detrás de las notas

El rendimiento escolar «ha bajado» y ahora se plantean acudir al Ministerio de Educación.

Paso de cebra con la bandera independentista pintada delante de un colegio en San Jorge Desvalls, en Gerona
Paso de cebra con la bandera independentista pintada delante de un colegio en San Jorge Desvalls, en Geronalarazon

El rendimiento escolar «ha bajado» y ahora se plantean acudir al Ministerio de Educación.

El día después de darse a conocer la denuncia de la Fiscalía por «humillar» a hijos de agentes de la Guardia Civil tras la actuación policial en el referéndum ilegal del 1-O, la vuelta al Palau de Sant Andreu de la Barca de Barcelona no fue ayer un buen trago para algunos de sus alumnos. De entrada, I., de 15 años, hijo de Paqui Luque, «no quería ir» a clase y se levantó con toda suerte de excusas para esquivar su cita con las aulas. «Me duele la cabeza, me duele la barriga...». Al final faltó a primera hora y no reconoció su «miedo» a la profesora, a la que dijo que «no le había sonado la alarma». Fue expulsado a la sala de guardia mientras su madre denunciaba una vez más su situación en televisión. En su caso no existe relación con la Benemérita pero es la queja pública por el «adoctrinamiento» independentista tras aquella mañana fatídica del 2 de octubre la que Paqui Luque considera ha traído consecuencias negativas para el chico. Y para otros de sus compañeros que viven la misma situación
–fueron obligados a manifestarse contra la Guardia Civil en el patio tras el 1-O– pero cuyos padres «no quieren hablar ante los medios por miedo a represalias».

Nueve docentes han sido denunciados por el Servicio de Delitos de Odio y Discriminación de la Fiscalía de Barcelona y ella tiene claro que hay «una venganza a través de las notas» que es, según sus explicaciones, sangrante respecto al expediente de su hijo. «La primera evaluación suspendió 11 de 12 asignaturas, algo que no había ocurrido nunca, porque le han quedado 2, 3, 4... y cuando empieza el siguiente trimestre las recupera, pero ¿11? Incluso su tutora se extrañó».

Luque asegura que «todos los padres que hemos tenido contacto nos hemos sorprendido», ha habido «demasiados suspensos» generalizados. Ella ha pedido «por todos los cauces» la revisión de exámenes y trabajos del primer y segundo trimestre «y a día de hoy todavía estoy esperándola». Ahora irá «directamente» al Ministerio de Educación, «donde más les duele».

Por su parte, Bartolomé Barba, coordinador en Cataluña de la Asociación Española de Guardias Civiles (AEGC), con dos hijos en el Sant Andreu que vivieron el acoso en primera persona, da fe de que el rendimiento escolar «ha bajado», aunque es consciente de que «demostrar causa y efecto no es tan sencillo». Barba sí pone «en cuarentena la objetividad en las calificaciones que pueda tener un profesor cuando ha sido capaz de segregar a los niños por razón de la pertenencia a un colectivo o a otro».

Respecto a cómo están sus hijos, el coordinador de la AEGC dice que «los días posteriores [al 2-O] evidentemente se sentían presionados». Afirma que el profesorado «tiene ahora el foco mediático sobre sus cabezas» y «no se atreve» más allá de las calificaciones de los alumnos, informa C. S. Macías.