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Rajoy avisa de que no traicionará su proyecto

Defiende que el voto de la investidura es «un compromiso de futuro para todos» y ofrece diálogo a los partidos para hacer reformas.

El ministro de Hacienda en funciones, Cristóbal Montoro, en su escaño al inicio de la sesión de la tarde de la segunda jornada del debate de investidura
El ministro de Hacienda en funciones, Cristóbal Montoro, en su escaño al inicio de la sesión de la tarde de la segunda jornada del debate de investiduralarazon

Defiende que el voto de la investidura es «un compromiso de futuro para todos» y ofrece diálogo a los partidos para hacer reformas.

Mariano Rajoy dedicó su último discurso de la sesión de investidura a subrayar la exigencia de responsabilidad a Ciudadanos y al PSOE para garantizar la gobernabilidad. La responsabilidad del voto no se agota en la investidura, sino que tiene que ir más allá, para garantizar un Gobierno que pueda gobernar, cumplir con los compromisos de España con Europa y marcar un rumbo. El nuevo presidente del Gobierno anunciará la composición de su Gabinete el jueves, y el viernes se reunirá el primer Consejo de Ministros. «España necesita un Gobierno que esté en condiciones de gobernar, no de ser gobernado. No pido un cheque en blanco, pero hoy no concluye esta historia, hoy comienza», sentenció. Rajoy apremió a sus potenciales socios, haciéndoles corresponsables de la estabilidad y también de evitar que haya unas elecciones anticipadas. Y en su discurso remarcó, a su vez, los límites de su disposición al pacto y a la cesión. No se puede gobernar sin unos presupuestos, primer aviso. Y él no colaborará para destruir sus reformas y su política económica, para incumplir los compromisos de España en materia de déficit, para romper la estabilidad presupuestaria o para acabar con la unidad nacional. Más avisos.

«El voto de la investidura no es un descargo de responsabilidad, sino un compromiso de futuro y para todos. La política exige un rumbo que debe marcarlo el Gobierno. Se le vota para eso», añadió el líder del PP. Ante el Pleno, Rajoy reiteró su disposición al diálogo, al acuerdo y a la cesión, pero también advirtió que hay que negociar dentro de los límites que «la realidad nos impone a todos». «No voy a derribar lo construido. No voy a lesionar la recuperación económica y la creación de empleo. No haré ese daño a los españoles. No tiene ningún sentido liquidar las reformas. Mejoremos lo mejorable, pero no impidamos que España siga siendo el país que más crece en Europa», proclamó. «No voy a traicionar mi proyecto», apuntaló. Sus palabras tenían un objetivo claro. Marcar los ejes de su política ya como nuevo presidente de un Gobierno en minoría, necesitado de apoyos, pero que antes de dejarse doblegar, apretará el botón de las anticipadas. Estabilidad, gobernabilidad y acuerdo sobre la base de la realidad, dejó como consigna. «Quien piense que las mayorías absolutas de los demás no son buenas debe procurar demostrar que España puede ser bien gobernada sin una mayoría absoluta. Pido madurez», concluyó. Mariano Rajoy salió del Congreso de los Diputados entre gritos y aplausos de su grupo parlamentario. Ayer certificó que intentará que la legislatura se prolongue, que no se acabe dentro de un año, cuando ya podría disolver las Cortes, pero también empezó a dejar en los hombros de la oposición la responsabilidad de que esto acabe en unas elecciones anticipadas.