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Rajoy busca un sucesor para Cifuentes que renueve el PP de Madrid

Precipitó su cese sin llamarla: Maillo informó a su entorno y Cospedal fue a Sol. Génova busca candidato «ni aguirrista ni cifuencista» y la ex presidenta se aferra a presidir el partido.

Mariano Rajoy con Rafael Hernando en el Congreso
Mariano Rajoy con Rafael Hernando en el Congresolarazon

Precipitó su cese sin llamarla: Maillo informó a su entorno y Cospedal fue a Sol. Génova busca candidato «ni aguirrista ni cifuencista» y la ex presidenta se aferra a presidir el partido.

La salida de Cristina Cifuentes de la Presidencia de la Comunidad de Madrid se precipitó ayer por la filtración de un vídeo de 2011, publicado por OKdiario, en el que se la veía hurtando un par de cremas de un supermercado cercano a la Asamblea regional. La decisión de la dirección nacional era forzar esa dimisión justo después del acto institucional del Día de la Comunidad de Madrid, el próximo 2 de mayo, para no perder el Gobierno autonómico con la moción de censura presentada por el PSOE. Y así lo reconoció la ya ex presidenta cuando compareció para informar de su dimisión.

El traumático desenlace abre nuevos problemas a la dirección nacional para gestionar la crisis madrileña. Y es que las irregularidades en el máster de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) han sido el origen del terremoto, pero lo que ayer se vivió en el seno del PP de Madrid anticipa que el máster puede ser sólo la punta del iceberg.

Génova se enfrenta al reto de buscar un candidato que conserve Madrid en 2019 con un partido regional consumido por la herencia del «aguirrismo», dividido, sin confianza interna, y en el que a la cúpula le resulta muy complicado encontrar recambios que no estén «contaminados», es decir, o alineados con lo que queda de la etapa de Esperanza Aguirre o con lo que representa Cifuentes. Porque esa idea sí la tienen clara en el mando nacional: el partido en Madrid debe avanzar hacia una renovación que empiece por la presidencia regional y que implique un cambio de etapa. Y ahí sigue habiendo guerra con Cifuentes, porque igual que se resistió a dejar la Presidencia de la Comunidad de Madrid, su deseo es conservar el liderazgo del PP regional y su escaño. Para Génova no hay negociación, sólo puede mantener el escaño, porque debe abrirse una nueva etapa. Esta decisión se ejecutará mediante una gestora o a través de una Junta Directiva. Y sobre si al frente de la Comunidad de Madrid, hasta que se celebren elecciones autonómicas el año que viene, se mantendrá Ángel Garrido, el «número dos» de Cifuentes en el Gobierno regional, Génova precisó ayer tarde que «aún no está decidido». Interinamente es quien toma el relevo, pero está marcado como una persona de la estricta confianza de la ex presidenta, y esto es poco compatible con el deseo del partido de renovación.

El problema de Génova está en la falta de banquillo porque si lo tuviera, Garrido no heredaría en ningún caso la comunidad autónoma. Pero la cùpula popular se enfrenta a un «campo lleno de minas». Desde que Aguirre tomó la dirección del PP regional hizo un partido a su imagen y semejanza, repartiendo todos los puntos de influencia entre sus personas de máxima confianza. De hecho ni siquiera Cifuentes controló la elaboración de las últimas listas electorales. Y a pesar de no tener el poder que tuvo en su día Aguirre, Cifuentes tampoco ha facilitado la gestión de esta crisis a la dirección nacional. Que ayer se despidiera insistiendo de nuevo en el mensaje de que cae por culpa del «fuego amigo» confirmó el temor creciente en las filas populares a que siga el cruce de filtraciones que más allá de afectar a dirigentes concretos, dañen al PP. En la formación reconocen que la imagen de que hay una guerra de juego sucio es «muy peligrosa».

La situación ha evolucionado de tal manera que ha arrasado con la interpretación de la crisis del máster como un problema circunscrito a Madrid, y si cabe, menor. Ahora, sin embargo, en la dirección nacional y, sobre todo, entre los dirigentes territoriales hay miedo a que la crisis madrileña sea una catástrofe para la marca. Por eso coinciden en defender tabla rasa y que haya renovación en el partido y en el Gobierno de Madrid con personas «ajenas a toda esa época».

La administración llevará su tiempo y todavía posiblemente no han acabado de verse todos los daños colaterales del desenlace precipitado ayer por el vídeo del hurto de dos cremas. Rajoy decidió nada más conocerlo que la situación era insostenible y preparó el camino para que todo quedara resuelto antes de que él llegara al Congreso de los Diputados para asistir al Pleno en el que se debatían las enmiendas a la totalidad a los Presupuestos de 2018. Ni llamó personalmente a Cifuentes.

El coordinador general del PP, Fernando Martínez-MaIllo, comunicó la decisión del presidente del Gobierno a su entorno. Y la ministra de Defensa y secretaria general, María Dolores de Cospedal, se trasladó a la sede de la Comunidad de Madrid para mediar e intentar calmar la tensión. La «números dos» del partido se ha señalado en esta crisis por aquellas contundentes declaraciones de apoyo a Cifuentes cuando salió la información de las irregularidades en su máster universitario. En un comentario en Twitter vinculó esa información con las maniobras de quienes estaban interesados en conseguir lo que no había logrado el gravísimo accidente de moto que sufrió Cifuentes en agosto de 2013.

Después de una jornada dura y convulsa, Génova entra en la fase de decidir si opta por una situación de interinidad o encamina ya la candidatura a los comicios de 2019. El mensaje con el que cerró la jornada está lleno de intención. «Están abiertas todas las opciones, pero aquí quien decide es Rajoy». Y Rajoy ya ha decidido que también quiere que el PP de Madrid lo dirija otra persona y no Cifuentes.