Casa Real
Los Reyes viajan a Egipto: un gesto valiente en un contexto complicado
Es su primera visita de Estado a un país de Oriente Medio, una región en llamas por la guerra en Gaza
Que Oriente Medio está en crisis (da igual cuando leas esto) no es algo que vayamos a descubrir ahora que termina el primer cuarto del siglo XXI. Sin embargo, el momento actual tiene unas ramificaciones globales y un contexto hostil como pocos en el pasado reciente de una región en la que, como dicen los antiguos, nunca se pierde la oportunidad de perder una oportunidad. Y es en este escenario tan poco halagüeño y tan explosivo en el que los Reyes van a realizar su primer viaje de Estado de 2025.
La visita, que arranca el próximo martes en El Cairo y termina el viernes en Luxor, podría calificarse de valiente. No porque vayan a correr ningún peligro, se entiende, sino porque con la polarización en la que estamos instalados toda palabra que se diga puede ser utilizada en contra.
A pocos días de su llegada, Israel y Egipto han elevado el tono mutuo ante el desplazamiento forzado de la población de Ciudad de Gaza hacial el sur de la franja, frontera con el segundo. Lo mismo ha ocurrido entre Israel y España, inmersos en una batalla retórica sin precedentes.
La invitación fue extendida por el presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, a los Reyes en su visita a Madrid el pasado febrero, en la que se firmó un Acuerdo de Asociación Estratégica entre ambos países. Por cierto, esta misma invitación se les cursó también en 2018 y, finalmente, Pedro Sánchez decidió que era mejor que fuera él.
Dos mediadores
Volviendo al estreno de los Monarcas en Oriente Medio, Rosa Meneses, subdirectora del Centro de Estudios Árabes Contemporáneos (CEARC), apunta lo siguiente: «El Rey visita Egipto en un contexto regional delicado y a punto de que se cumplan dos años de la guerra de Gaza sin que se vislumbre su final; al contrario, el conflicto ha empeorado. Por eso es tan importante: es una muestra de apoyo de España a una región que está sufriendo las consecuencias del conflicto. En el contexto de la guerra de Gaza, se pueden subrayar puntos en común con la política que ha seguido España, como la de apoyar la solución de dos Estados con el reconocimiento del Estado palestino».
El papel tradicional de negociador que ha representado Egipto está, no obstante, devaluado en beneficio de los países del Golfo, que ahora pintan más que nunca. Aun así, como España ha vuelto a ofrecer Madrid como sede de una conferencia de paz ambos países podrían converger en iniciativas más rotundas que empujen a otros países en la zona y en Europa.
Egipto, que firmó en 1979 una paz con Israel que le costó la vida a su entonces presidente, Anwar el Sadat, tiene una frontera directa con Gaza. El paso de Rafah está cerrado desde el comienzo del conflicto y Al Sisi se ha opuesto con firmeza a la expulsión de palestinos hacia el Sinaí, tal y como pretendía Israel. Incluso llegó a advertir que sería una «línea roja» que pondría en peligro esa paz.
Mucha retórica
Aunque, como recuerda Rosa Meneses, «más allá de esa retórica, no han tomado medidas contundentes, como abrir unilateralmente la frontera. Internamente tiene un gran dilema, porque la población egipcia presiona, pero el régimen militar busca estabilidad».
Conviene recordar la enorme dependencia de Egipto de la ayuda directa de EE UU, tanto económica como militar, y del gas israelí a partir de 2020. Sin ese suministro se arriesga a los enormes apagones que ponen a la población en pie de guerra en una nación arruinada y en la que viven más de 110 millones de personas.
El presidente que recibirá el miércoles a los Reyes en el Palacio de Al-Ittihadiya es un militar de la vieja guardia que llegó al poder en 2013 a través de un golpe de Estado al que siguió una brutal represión. La Primavera Árabe de 2011, que había llenado de esperanza a millones de jóvenes, terminó de cuajo y el islamista Mohamed Morsi, primer presidente elegido democráticamente (aunque su ejercicio de la política no lo fuera tanto), fue desalojado a las bravas.
Al Sisi ganó las «elecciones» para un tercera legislatura en 2023 con el 89,6% de los votos, al estilo autócrata de la zona. El segundo en liza obtuvo un 4,5%, lo que da la medida del bajo perfil de los otros candidatos «permitidos».
Sin oposición
La libertad de expresión directamente no existe y la oposición está proscrita. «Las elecciones al Senado de este verano han arrojado como resultado el dominio de la Cámara por partidos pro Al Sisi unidos en la Lista Nacional por Egipto. Esto consolida su poder y le permite quedarse hasta 2030 sin oposición», continúa Meneses.
Es verdad que las relaciones bilaterales con España siempre fueron excelentes, mandara quien mandara. Caemos bien allí y, en general, en todo el mundo árabe. En virtud de este espíritu se espera que la visita de Don Felipe y Doña Letizia, a los que acompaña el ministro de Asuntos Exteriores, pueda impulsar unas relaciones comerciales muy por debajo de las diplomáticas.
«El primero sector que interesa a España es la desalación, donde nuestro país es muy fuerte con empresas como Acciona o Abengoa. Egipto tiene un plan de expansión muy ambicioso, impulsado tanto por el cambio climático como por la presa que Etiopía está construyendo en el Nilo. Eso les preocupa porque temen una reducción del caudal para regadío y agricultura», explica a través del teléfono Ignacio Urbasos, investigador para Energía y Clima del Real Instituto Elcano.
Según este experto, el segundo ámbito susceptible de abrirnos la puerta es el de las energías renovables. «Egipto ha fijado objetivos importantes, aunque el despliegue real aún es limitado. Hay oportunidades, aunque es verdad que la inversión allí siempre ha sido complicada por la inestabilidad y las dificultades estructurales. El sistema eléctrico está controlado por empresas estatales. Además, los pagos suelen hacerse en moneda local, muy volátil y devaluada. Eso ha desincentivado la inversión».
Corrupción rampante
En este sentido, baste traer a la memoria el arbitraje internacional que ganó Naturgy (entonces Unión Fenosa Gas) contra Egipto ante el CIADI en 2018, que condenó a Egipto a pagar más de 1.700 millones de euros por un trato injusto a la inversión en la planta de licuefacción de Damietta. Un acuerdo posterior en 2021 puso fin al litigio y la paralización del proyecto.
Para la subdirectora del CEARC, el sector ferroviario también está sobre la mesa. «A las empresas españolas les interesaría repetir experiencias como la del AVE a La Meca. Egipto que necesita con urgencia renovar sus infraestructuras. También están los desarrollos de metro, tranvía o transporte urbano en El Cairo, una ciudad de más de 12 millones de habitantes con enormes problemas de movilidad. Ahí España tiene empresas muy potentes, tanto en construcción como en gestión y digitalización».
La seguridad jurídica, junto a una enorme inestabilidad, es el principal riesgo de inversión en una país cuya economía está muy controlada por los militares, que dominan a través de una enorme corrupción sectores clave como la construcción, el turismo y la agricultura. El turismo, que era un pilar fundamental, se hundió tras la revolución de 2011, tuvo un repunte y volvió a caer en picado con la guerra en Gaza. En este sentido, la foto que se harán los Reyes el viernes en el templo de Hatshepsut, en el Valle de los Reyes de Luxor, donde van a inaugurar la iluminación nocturna, será bienvenida por una industria muy necesitada.