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Sánchez baraja situar en el Congreso a un ministro tras el adiós de Batet

La todavía presidenta de la Mesa deja el puesto en plenas negociaciones con JxCat

La presidenta del Congreso, Meritxel Batet.
La presidenta del Congreso, Meritxel Batet.Javier LizonAgencia EFE

El Partido Socialista Obrero Español tiene como objetivo que un socialista sea el nuevo presidente del Congreso de los Diputados. No lo tendrá fácil, porque en la mayoría de gobierno ya han dejado entrever que podría recaer en otro partido. El PSOE no contempla esta opción y para garantizarse el éxito ha eliminado a Meritxell Batet, la actual presidenta, de las quinielas. Formalmente, porque la diputada catalana había expresado su deseo de dejar el puesto. En el fondo, dos variables. Primera: Pedro Sánchez siempre ha deseado tener a Batet en su núcleo duro. Incluso, barajó su nombre para incorporarla como vicepresidenta primera en julio del 21, pero la cosa no fructificó porque sería tanto como abrir el melón de su sucesión en la presidencia del Congreso a media legislatura. Segunda: que el grupo de Puigdemont votara a una presidenta catalana, del PSC, el partido al que quiere derrotar en las próximas autonómicas, era mucho pedir al expresidente catalán. Eliminando a Batet se acerca más un apoyo de los seguidores del expresident porque no significaría votar a su «enemigo íntimo».

Además, poner en valor a Meritxell Batet significaría poner en valor al PSC, el partido que ha hecho posible la victoria política de Pedro Sánchez. En el seno del PSC invitaban a los periodistas a no creerse la información publicada en algunos medios. Apenas una hora más tarde, fuentes socialistas confirmaban la noticia, lo que indica que en el PSC la noticia les cogió por sorpresa. Situar a Batet en primera línea, en el núcleo duro, sería una primera compensación. La segunda, el puesto que ocupará el actual ministro de Cultura, Miquel Iceta, que bien podría acabar como portavoz parlamentario, según algunas fuentes socialistas.

En Moncloa se valoraba mucho una opción que ha pasado desapercibida. Si Puigdemont y los diputados de Junts se votan a sí mismos se pone en riesgo tener la mayoría de izquierdas en la Mesa del Congreso. De hecho, este movimiento dejaba a Coalición Canaria como el juez de la partida y con un voto imprevisible que la diputada canaria se ha encargado de recalcar. Ese podemos votar a cualquiera es un riesgo que no quieren correr los socialistas. Objetivo del PSOE: ponérselo fácil a los independentistas.

Por eso, han despejado la incógnita Batet, su gran adversaria. En el seno del PSOE, varios nombres surgen a la palestra. Se necesita un buen negociador con cintura porque la legislatura será compleja. De hecho este mensaje deja claro que Pedro Sánchez quiere conseguir un pacto de investidura. Las peticiones de Puigdemont no se han concretado más allá de declaraciones públicas y el acuerdo de Gobierno queda lejos de ser el programa electoral, como algún periódico ha confundido.

Entre los candidatos un expresidente de la Mesa, Patxi López. Sin embargo, en la legislatura fallida el presidente López también resultó fallido. En estas últimas horas, surge con fuerza el actual ministro de la Presidencia, Félix Bolaños. Tiene buena relación con los grupos independentistas y está acostumbrado a las negociaciones entre bambalinas como responsable de Relaciones con las Cortes. Si esta candidatura se confirma, el presidente lanza un mensaje de remodelación total del Gobierno, pero también de Moncloa. Y quién sabe si en el PSOE, porque algunas voces autorizadas no verían mal un congreso extraordinario para hacer una renovación en profundidad. Otro de los nombres que surgen en las quinielas es María Jesús Montero, por lo que este cambio en el partido cogería fuerza porque no puede ser el número dos del PSOE el presidente del Congreso.

El PSOE quiere ponérselo fácil a los independentistas con este movimiento de Meritxell Batet, pero tampoco quiere entregar la presidencia del Congreso, tal y como tantean los socios de Sumar. El partido de Yolanda Díaz ha alzado la voz y plantea que la presidencia recaiga en manos de un partido que no sea el PSOE: es decir, sea Sumar o sea algún partido independentista. Pero los socialistas no están dispuestos a tanto. Ahora mismo, con los resultados del 23 de julio, está en el aire la mayoría de la Mesa del Congreso porque podría acabar en manos del bloque de la derecha o de la izquierda.

La Mesa del Congreso es un órgano muy importante porque dirige la actividad de la Cámara Baja y tiene capacidad para acelerar o frenar la tramitación de las leyes. Hay nueve miembros en el órgano: Vox aspira a una silla y las formaciones independentistas y nacionalistas también se están moviendo para obtener una. En la pasada legislatura, tres puestos estaban en manos del PSOE y tres en manos de Podemos. El bloque de la derecha tan solo se quedó con tres miembros (dos del PP y uno de Vox).