PSOE

Sánchez, blindado como candidato, pero no como líder

Se ha fortalecido internamente tras la investidura, lo que le garantiza ser cabeza de cartel en una hipotética repetición de elecciones

Sánchez, en el Congreso, el viernes, cuando no logró los apoyos en segunda votación
Sánchez, en el Congreso, el viernes, cuando no logró los apoyos en segunda votaciónlarazon

«Se ha perdido una batalla, pero no la guerra». Este es el ánimo que trasciende en el PSOE después de que su líder, Pedro Sánchez, consumara un fracaso histórico, al devenir en el primer candidato de la democracia que no se convierte en presidente tras su pleno de investidura. Como la derrota siempre tiene dos caras, en el partido prefieren mirar a la más amable y consideran que lo positivo de este «trance» para Sánchez es que sale reforzado internamente de cara a los suyos –militantes y votantes– y que se postula como candidato indiscutible si se repiten los comicios. «No tendría sentido cambiar de caballo a mitad de la carrera», señalan fuentes del partido. Además, el PSOE también ha logrado uno de sus principales objetivos: «Quitarle la careta a Podemos» y dejar a Pablo Iglesias retratado ante los españoles. Los socialistas visualizan a la formación morada como el único escollo para alumbrar un gobierno de cambio y alientan la tesis de la «pinza PP-Podemos». «En democracia eres lo que votas, y hoy Pablo Iglesias es el responsable de que Mariano Rajoy siga al frente de La Moncloa», señaló el líder del PSOE al término de su fallido pleno de investidura, acusando al líder de la formación emergente de «haber traicionado a sus votantes».

En la dirección federal no se espera revuelta interna, a pesar del fracaso, y exhiben el 79% de aceptación al pacto en la consulta a la militancia para hacer ver que Sánchez cuenta con el respaldo de las bases. Además, se reivindica que el líder socialista con su «imagen presidenciable y sin bajar al barro» ha sido capaz, en estas semanas, de devolver al PSOE al centro de la escena política, recuperando un protagonismo que había perdido y que no está dispuesto a ceder, a pesar de perder la condición de mandatado por el jefe del Estado. El partido sigue manteniendo contactos y ayer mismo se reunió con el equipo negociador de Ciudadanos para trazar la estrategia a seguir en adelante.

A nivel interno, el PSOE celebra mañana su reunión de la permanente de la Ejecutiva, en la que también se analizará la situación y el papel que debe asumir el partido en las próximas semanas. El devenir de los acontecimientos en esas próximas semanas será decisivo para que Sánchez negocie con los barones si se mantiene el calendario del 39 Congreso del PSOE, cuyo objetivo es dirimir el liderazgo de la formación. Fuentes del partido aseguran a LA RAZÓN que no se espera, por ahora, un golpe de timón desde Andalucía, aunque puntualizan que el proceso interno de recogida de avales para la Secretaría General termina a mediados de abril y que lo que acontezca hasta ese momento podría hacer cambiar las tornas de la dirección. Si se repiten las elecciones, el calendario congresual se paraliza y Sánchez tendrá el camino libre como candidato, pero si no hay comicios y éste no consigue ser presidente del Gobierno podría perder el liderazgo del partido y dejar su despacho de Ferraz en mayo.

Aunque Sánchez reitera su mano tendida a Podemos, los socialistas son conscientes de que el entendimiento con Iglesias es imposible: «No quieren coexistir, quieren sustituirnos». Los más críticos hablan incluso de cerrar esta vía tras la «humillación» y el espectáculo «frívolo» y «grotesco» de esta semana en el Parlamento. En el seno del partido tienen asumido que sólo se abrirán a facilitar el Gobierno, a través de una abstención, si calculan que el «sorpasso» a los socialistas se antoja imposible y conciben la repetición de las elecciones como un perjuicio por su imposibilidad de aumentar el rédito electoral. Mientras tanto, en estos dos meses hay margen para intentar llegar a un acuerdo exhibiendo –siempre de cara al electorado– el bloqueo de Iglesias frente a la capacidad de entendimiento de Sánchez con Ciudadanos y su mano tendida a otras formaciones. El objetivo inmediato del PSOE es reactivar las negociaciones para romper el, hasta ahora, inquebrantable bloque de la izquierda. Conscientes de que IU-Unidad Popular y Compromís se levantaron a regañadientes de la mesa a cuatro, presionados por el portazo de Podemos, Sánchez aspira a atraerlos hacia el acuerdo con Rivera para visibilizar que Iglesias es el único responsable de la repetición de las elecciones.

El acuerdo en sí no disgusta a las formaciones de izquierda, no en vano, 140 de las 200 medidas acordadas podrían ser asumidas perfectamente por ellas. El factor que desencadena el nulo entendimiento es la falta de protagonismo en el mismo. «No ha sido firmado con nosotros», señalan. Por ello, el PSOE está abierto a «ampliar y enriquecer» lo acordado con Ciudadanos con otros partidos. El pacto sellado con la formación de Rivera es «firme» y prueba de ello es que a partir de ahora el PSOE y C’s acudirán conjuntamente a todas las reuniones negociadoras que se celebren con otras formaciones y se iniciará una ronda de contactos, además de política, con interlocutores sociales y otros colectivos para presentarles el acuerdo e incluir sus propuestas.