Pedro Sánchez
Sánchez no reformará el modelo de financiación autonómica
El presidente del Gobierno se somete a su primera sesión de control en el Senado
Asegura que no hay «tiempo material» para ello, aunque hará «mejoras» para todas las comunidades.
Era el “principal reto” del Ministerio de Hacienda y, por ello, Pedro Sánchez colocó al frente de esta cartera a María Jesús Montero, una mujer con amplia experiencia en la negociación de la financiación autonómica. Sin embargo, en este como en otras reformas de calado como la derogación de la reforma laboral o de la “ley mordaza”, el nuevo Gobierno se ha vuelto a escudar en lo apurado de los tiempos -de lo que resta de legislatura- para contener con parches las cuestiones en las que se había comprometido a acometer cambios integrales. Pedro Sánchez reconoció ayer en su estreno en la sesión de control al Gobierno en el Senado que su Ejecutivo no reformará el modelo de financiación autonómica, renunciando así a una de las principales exigencias de los presidentes autonómicos socialistas a Mariano Rajoy. En respuesta a una pregunta de la senadora de Coalición Canaria, María del Mar del Pino Julios, que le interpelaba por el cumplimiento de la agenda canaria, Sánchez señaló que en el ámbito de la financiación autonómica hay que ser “ambiciosos” pero también “realistas”. En ese ejercicio de realismo, el jefe del Ejecutivo asumió que “el objetivo fundamental y la voluntad de este Gobierno no va a ser renovar el sistema de financiación en su conjunto porque no va a haber tiempo material en esta legislatura”. No obstante, Sánchez añadió que, como contrapartida, su Gabinete “sí va a hacer mejoras de financiación para todas y cada una de las comunidades autónomas a lo largo de los próximos meses”.
La reforma lleva años pendiente, pese a que la ley preveía su revisión en 2014. Precisamente el PSOE ha sido el partido más beligerante en estos años de dilación para alumbrar un nuevo modelo que ponga fin a la infrafinanciación de la que son víctimas -en su opinión- varias de las comunidades lideradas por socialistas. Tras conseguir una mayoría de gobiernos autonómicos en 2015, la presión se intensificó sobre el Ejecutivo de Rajoy que convocó una Conferencia de Presidentes en enero del año pasado. En ella se decidió crear un grupo de expertos que sentase las bases de un nuevo sistema de financiación para lograr formular una propuesta en firme a finales de 2017. Sin embargo, esta no llegó a elevarse, lo que contribuyó a seguir relegando el asunto. El actual modelo es un complicado sistema con multiplicidad de fondos. Su aprobación en 2009 en plena bonanza económica y bañado por un incremento notable de recursos se demostró inoperante cuando sobrevino la crisis, quedando ahogado por la recesión y siendo objeto de crítica por gobiernos regionales de todo signo político.
Sánchez aprovechó su primer rifirrafe con el PP como principal partido de la oposición para demandar la misma lealtad que los populares exigen cuando están en el Gobierno. “No les voy a pedir que apoyen al Gobierno, pero sí que lo hagan al Estado”, instó el presidente. El jefe del Ejecutivo contrapuso la actitud del PSOE ante el desafío catalán, actuando en un frente común con el Gobierno de Rajoy, a la de los populares en la oposición a José Luis Rodríguez Zapatero cuando alentaron la “confrontación territorial”. “Hagan una reflexión. Si algo ha hecho el PSOE es defender la constitución y el orden constitucional”, dijo, en contraposición con el “agravio territorial” que promovió el PP cuando impulsó las “mesas petitorias” para recoger firmas en contra del Estatut. “Tuvo sus réditos, pero a costa de qué. De aquellos polvos estos lodos”, aseguró el presidente, acusando a los populares de alimentar los movimientos independentistas que han crecido exponencialmente desde el 15% en 2006 hasta el 40% de la actualidad.
Por su parte, el senador José Manuel Barreiro (PP) pidió al Gobierno que “disipara la incertidumbre” que ha creado con su llegada al poder sin resolver si los apoyos de la moción de censura “serán los mismos para defender la cohesión territorial y la solvencia de España”. Barreiró afeó que “no hayamos escuchado su modelo de país ni su proyecto programático más allá de asumir los Presupuestos del PP”. El senador popular puso a Sánchez frente a sus propias contradicciones cuando decía que “no pactaría con populistas”, que no aceptaría los votos de independentistas para una moción de censura o que “no agotaría la legislatura”. Sánchez, por su parte, le respondió que “las debilidades del anterior Gobierno serán las fortalezas de este Ejecutivo: la regeneración democrática y la justicia social”.
Sánchez se estrenó así en una sesión de control al Gobierno en el Senado que hoy tendrá su extensión también en el Congreso y en la que no se rebajará el tono de oposición al Ejecutivo. El halo de triunfalismo de los socialistas parece no haber desparecido a pesar de llevar ya casi tres semanas en La Moncloa. A su llegada ayer a la Cámara Alta, el presidente fue recibido por los pasillos con una fuerte ovación de los senadores del PSOE. La expectación era tal que, ya sentado en la bancada, los fotógrafos obstaculizaron el paso a algunos de los senadores para acceder a sus escaños, entre ellos, el portavoz de Unidos Podemos, Ramón Espinar, que esperó paciente y saludó después a Sánchez. Tanto el presidente del Senado, Pío García Escudero, como varios de los interpelantes le desearon “acierto” al nuevo jefe del Ejecutivo, “porque su suerte es la de España”.
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