Opinión
Ser de derechas
La democracia, religión soberana, va estrictamente de eso y de tener en cuenta a la oposición y minorías
Uno de los hitos que ha logrado Pedro Sánchez es el de la unanimidad. Bien es cierto que en general, al filo de la calle y el café de media mañana, existe una unidad de criterio de que su comportamiento es bastante cretino y taimado. Cada vez me encuentro menos partidarios de este hombre que prometió tanto, hizo muy poco y mintió una barbaridad, pero quedan las urnas y el sentido común, y si dentro de unos meses los españoles vuelven a decidir que gobierne otra vez de nuevo pues que nos den morcillas. La democracia, religión soberana, va estrictamente de eso y de tener en cuenta a la oposición y minorías. Este matiz, ya si llega el caso, para la próxima legislatura.
Decía lo de la unanimidad, porque con esto de la vuelta al maldito 1936, la polarización entre los españoles ya es una realidad. No existe la tierra de nadie para acoger a quienes no tienen ideología sino ideas, como decía mi querido Dragó. Acaba de aprobarse en el Congreso la Ley de Vivienda que otorga carta blanca a los “okupas”, limita la capacidad de los propietarios sobre sus inmuebles, provocando el aplauso de toda la caterva que sostiene al Gobierno con verdadera unanimidad gracias a una pátina social que excluye cualquier apreciación de la oposición.. Son unánimes, en su expresión ante el fascismo. Así que ya sabe, si se le acaban de abrir las carnes porque tiene un inquilino en su casa que no le paga su alquiler, tengo que decirle que mejor se compre una cajita de esas pastillas para ser más feliz porque le viene una buena batería de problemas de aúpa.
Y lo mejor de todo es que como ha dicho la diputada Pilar Valluguera, usted no logra comprender las bondades de la norma por una cuestión ontológica que supera cualquier necesidad legislativa, política o moral. No se le sube la tensión porque le meten un problema por las puertas de su casa, claro, ni porque va a sudar tinta para recuperar el pisito. El cabreo y el desamparo le vienen simplemente, unánimemente, por “ser de derechas” y tener cara de tonto. Claro.
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