Tensión con armas recién compradas

La zona conocida como el Campo de Gibraltar se ha convertido en el epicentro del narcotráfico en España. Durante los primeros meses de 2018 los sucesos relacionados con el tráfico de drogas se han incrementado exponencialmente, lo que ha llevado al Gobierno a «declarar la guerra» al narcotráfico, reforzando los Cuerpos de Seguridad del Estado desplegados en el lugar.

Las Fuerzas de Seguridad han blindado Algeciras y otras localidades próximas para evitar posibles enfrentamientos de clanes rivales del narcotráfico tras la muerte, el pasado lunes, de un niño de 9 años cuyo padre pertenece, según distintas fuentes, al grupo de los «Pantojos», que dirige el «todopoderoso» «Messi», Abdellah el Haj.

El que causó la muerte del menor es miembro de otra organización poderosa, «los Castañitas», y de ahí deriva el problema, que se quiere evitar a toda costa: que se produzcan enfrentamientos o ajustes de cuentas.

Las autoridades no se van a salir de la versión oficial, que se trató de un homicidio imprudente, pero lo que subyace en el fondo de este asunto, guste o no guste, es que un individuo que ha cumplido una condena de dos años por narcotráfico se dirigió (tras lograr, a través de un compañero, rescatar, una hora antes, una lancha utilizada para repostar gasolina a «narcolanchas») a la playa de Getares en la que se encontraba el miembro del clan rival con su hijo disfrutando del mar en una tarde soleada.

Se da por hecho que el agresor no pretendía matar al niño, pero sí, según las citadas fuentes, «intimidar» al padre, con el que coincidía frecuentemente en el barrio de «El Saladillo»·, donde viven ambos. Esto es algo muy frecuente en Algeciras y en la zona, donde hay mucha gente dedicada, directa o indirectamente al narcotráfico, en una convivencia que se desarrollaba con una tensión soterrada.

Era cuestión de tiempo que la chispa saltara y prendiera la mecha. Ante esto, en el mundo del narcotráfico no valen las explicaciones oficiales más o menos beatíficas. Los hechos son los que son y el piloto agresor, por chulería, enfrentamiento o por hacer un alarde de manejo de la lancha que no tenía, causó la desgracia. No buscó otra embarcación, sino la del clan rival.

De un tiempo a esta parte, los agentes de las Fuerzas de Seguridad han observado que los clanes de narcos adquieren cada día armas en el mercado negro para evitar, según dicen, que otros grupos rivales les roben la mercancía. A este respecto, ha sorprendido la aparición de pistolas Glock, de una partida robada que era buscada por las fuerzas de seguridad europeas. Un experto señaló a LA RAZÓN que no es bueno que haya tantas armas descontroladas porque lo que hoy, según sus portadores, es para autodefensa y protección de sus «pertenencias», un día puede ser utilizado contra los miembros de las Fuerzas de Seguridad (FSE). El hecho de que nos encontremos ante diversos clanes armados y en una situación como la que se ha generado, causa preocupación a las FSE que confían en que esa tensión vaya disminuyendo con los días.

De hecho, este clima no beneficia a los «narcos» que pretende seguir con su «trabajo» en la zona, en una batalla contra las FSE en la que cuentan con mas medios, sobre todo materiales. Un refuerzo, que se va a producir y va en contra del «negocio».

Los cabecillas saben que el Ministerio del Interior, que ya sufre críticas de la oposición que anuncia iniciativas parlamentarias (el PSOE ha reprochado a Zoido la «ceremonia de la confusión» creada sobre los incidentes ocurridos en Algeciras y ha dicho que «estamos rozando la mentira de Estado como sistema») va a reforzar la lucha contra el narcotráfico. Es posible que aborde, por fin, el asunto de las «gomas» (lanchas semirrígidas) en las que se transporta la droga.