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Torra promete «fidelidad a Cataluña», sin citar al Rey ni a la Constitución

Quim Torra emula a Carles Puigdemont y no acata la Constitución. El Gobierno rechazó asistir porque el acto «denigraba la dignidad de esta institución»

Quim Torra (c) saluda a su esposa, Carola Miró (i), ante el presidente del Parlament, Roger Torrent (d), tras tomar posesión de su cargo como presidente de la Generalitat / Efe
Quim Torra (c) saluda a su esposa, Carola Miró (i), ante el presidente del Parlament, Roger Torrent (d), tras tomar posesión de su cargo como presidente de la Generalitat / Efelarazon

En un escenario sobrio y en apenas tres minutos, el nuevo president, Quim Torra, ha prometido «cumplir legalmente las obligaciones del cargo, con fidelidad al pueblo de Cataluña».

Quim Torra ha prometido hoy su cargo como presidente catalán desde el Saló Verge de Montserrat del Palau de la Generalitat, en un acto atípico, desprovisto de la liturgia habitual y sin representantes del Gobierno, que considera que esta ceremonia "degrada la propia dignidad de la institución".

El acto, de apenas tres minutos y que según había recalcado la Generalitat en un comunicado se enmarcaba "en la estricta legalidad catalana", se ha iniciado con la lectura del decreto de nombramiento a cargo del secretario del Govern, Víctor Cullell, y a continuación Torra ha prometido el cargo sin mencionar a la Constitución ni al Rey.

En presencia del presidente del Parlament, Roger Torrent, y de varios familiares del nuevo president, Torra ha afirmado: "Prometo cumplir lealmente las obligaciones del cargo de presidente de la Generalitat, con fidelidad al pueblo de Cataluña, representado por el Parlamento de Cataluña", ha señalado, ante una escenografía sobria y con la 'senyera' como única bandera de fondo.

E Gobierno ya dejó claro claro que no iba a asistir a la toma de posesión del presidente electo de Cataluña, Quim Torra, porque "desde la Generalitat se le había intentado imponer el nivel de la delegación gubernamental, cosa que no aceptó", según informaron fuentes del Ejecutivo.

Asimismo, el Gobierno considera que "el modelo de acto organizado por la Generalitat degrada la propia dignidad de la institución".

Emular a Puigdemont

Tres días después de ser investido como presidente de la Generalitat y 24 horas después de aparecer publicado su nombramiento en el Diario Oficial de la Generalitat de Cataluña (DOGC) sancionado por el Rey Felipe VI, Quim Torra tomaba hoy posesión del cargo. El acto, que pretendía volver a escenificar la «excepcionalidad» que quiere otorgar JxCat a la legislatura, ha sido de perfil bajo.

Un hecho que se ha convertido en práctica habitual en el independentismo y que hoy se ha repetido es la fórmula para jurar el cargo, al no hacer ninguna mención ni a la Constitución ni al Estatuto. Como ya avanzó el propio Torra, se han calcado los términos que ya se emplearon con su antecesor, Carles Puigdemont: «¿Promete cumplir lealmente las obligaciones del cargo de presidente de la Generalitat con fidelidad a la voluntad del pueblo de Cataluña representado por el Parlament?», planteó entonces la ex presidenta del Parlament, Carme Forcadell.

Este enunciado, sin embargo, no acarreará consecuencias penales, ya que existe jurisprudencia en este sentido a raíz del caso de Puigdemont –a diferentes querellas, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña sentenció que no existe ninguna obligación legal de jurar lealtad a la Constitución–. En todo caso, más allá de estas excentricidades y de la intimidad que pretende Torra para proyectar la «tristeza» de la situación, el acto tenía poco margen para las irregularidades, ya que en su preparación han trabajado tanto servicios del Gobierno como de la Generalitat.

Asimismo, una de las incógnitas que quedaban por resolver es quién le entregaba la medalla presidencial, algo que normalmente hace el presidente saliente. Ahora, eso no era posible, y el candidato previsible para hacerlo era el presidente del Parlament, Roger Torrent. En esta línea, existe ya un precedente con el ex president Pasqual Maragall, cuando lo hizo el presidente del hemiciclo Ernest Benach. Con este paso, queda despejada, por el momento, la presidencia de la Generalitat –Torra ya advirtió de que es el president provisional y aseguró que se esforzará porque Puigdemont vuelva a ser el titular de la Generalitat–. Ahora, el protagonismo lo tomará la composición del Govern, que todavía está acabando de pulirse y hasta la semana que viene no se prevé que esté a punto, aunque ya se sabe que los ex consellers de ERC, menos Comín, han renunciado. El próximo miércoles habrá Pleno y se espera que Torra pueda acudir para dar cuenta de los miembros de su Ejecutivo, pero ese punto todavía sigue en el aire. La controversia con el nuevo Govern, en todo caso, radicará en la intención de restituir a algunos consellers cesados con la aplicación del artículo 155.