Fiscal General del Estado
Torres-Dulce, el fiscal amable que hablaba de cine
Eduardo Torres-Dulce, que hoy anunció su dimisión como fiscal general del Estado, ocupa el puesto número uno de la carrera fiscal y además de por su cargo, en el que tuvo una opinión destacada en los casos judiciales de actualidad, siempre ha tenido notoriedad pública por ser un experto comentarista de cine.
De trato cercano y correcto con todo el mundo, que solía destacar de él sus buenas formas aunque discrepara de sus planteamientos, Torres-Dulce es actualmente el miembro del Ministerio Fiscal que ocupa el primer puesto de la carrera tras la jubilación del fiscal Juan José Martin-Casallo en 2013 en el Tribunal Supremo.
Nacido en Madrid, el 14 de mayo de 1950, tras licenciarse en Derecho, ingresó por oposición en la Escuela Judicial en 1975 y optó por la carrera fiscal, ejerciendo en Sevilla, Guadalajara y Madrid.
En noviembre de 1985 Torres-Dulce fue destinado fiscal en el Tribunal Constitucional, cargo que desempeñó hasta octubre de 1996, cuando fue nombrado fiscal de sala jefe de la Secretaría Técnica de la Fiscalía General del Estado.
En febrero de 2000, fue elegido vocal del Consejo Fiscal por la candidatura de la Asociación de Fiscales, a la que pertenece desde 1980.
Un mes más tarde, en marzo del 2000, fue designado fiscal de Sala del Tribunal Supremo.
El 7 de junio de 2005, el entonces fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, decidió relevarle como fiscal jefe de lo Penal del Supremo, aunque mantuvo la categoría de fiscal de Sala.
El relevo fue criticado por algunos sectores como la Asociación de Fiscales (AF) y la Asociación Profesional de la Magistratura (APM), que denunciaron el “encubierto sectarismo” de Conde-Pumpido.
Torres-Dulce obtuvo en 2009 un resultado histórico en las elecciones al Consejo Fiscal.
El 30 de diciembre de 2011 fue propuesto por el Consejo de Ministros para sustituir a Conde-Pumpido como fiscal general del Estado y el 27 de enero del año siguiente fue elegido en el cargo, que juró ante el Rey.
Torres-Dulce defendió la autonomía de la Fiscalía en las actuaciones sobre casos abiertos especialmente mediáticos como el vinculado con la infanta Cristina y su marido, Iñaki Urdangarin; el de los ERE de Andalucía y la oposición de la Fiscalía a que se aplicara el tercer grado al expresidente de Baleares Jaume Matas.
Y en noviembre de 2014, la cúpula del Ministerio Fiscal apoyó a Torres-Dulce, en la presentación de una querella por el proceso alternativo del 9N, después de que la Fiscalía de Cataluña se hubiera opuesto a hacerlo.
El cine y el Real Madrid son sus dos grandes pasiones ajenas al mundo de la Justicia.
El fiscal es conocido popularmente por ser uno de los más veteranos críticos de cine del país y por sus apariciones en calidad de tal en televisión (en el programa “Qué grande es el cine”, dirigido por José Luis Garci) o sus artículos sobre el séptimo arte en distintos medios escritos, su otra gran pasión es el Real Madrid, club del que es socio desde niño.
Sus colores le jugaron una mala pasada en febrero de 1988, cuando, solo cuatro meses después de haber sido nombrado presidente del Comité de Apelación de la Federación Española de Fútbol, dimitió a raíz de la polémica suscitada por perdonar el partido de sanción que el Comité de Competición había impuesto al delantero madridista Hugo Sánchez tras ser expulsado en un encuentro ante Osasuna.
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