Política

Así sería la España rescatada

Un duro golpe al Estado del Bienestar

La Razón
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La situación era realmente extrema:en junio de 2012, los principales analistas, entre los que me encuentro, ponían la fecha de intervención de nuestro país, era un mal inevitable. Fue entonces cuando el Gobierno de Mariano Rajoy se sacó un conejo de la chistera a la gallega, consiguiendo que se abriera una línea de intervención a los bancos afectados sin que se interviniera al Estado: para unos nos intervenían sin que lo pareciera –de hecho Bruselas nos lo computa como déficit–, para otros parecía que nos intervenían sin que lo hicieran, lo cierto es que oficialmente el Gobierno había evitado la intervención y mantenía cierto margen, aunque muy disminuido, de política económica.

El rescate se evitó y con ello los brutales recortes que han sufrido, sobre todo en lo que hemos venido a llamar el Estado del Bienestar, otros países que no pudieron o no supieron evitarlo. Hoy todavía a un mes de lo que pudo ser el colapso, la prima de riesgo ha caído más de 200 puntos básicos, y aunque se lo tenemos que agradecer a la gigantesca inyección, sin precedentes, de liquidez del Banco de Japón y a los «carry trade» que los bancos japoneses están realizando con la deuda del sur de Europa, lo cierto es que permite ver el tema de la intervención desde otra perspectiva.

Es difícil saber qué es lo que hubiera ocurrido en el caso de que el Gobierno español hubiera pedido entonces el rescate a Europa, pero a tenor de lo que ha ocurrido en aquellas economías que sí lo han pedido, podemos hacer un ejercicio de extrapolación. Así, todas ellas tienen un IVA en el 23%, todas ellas han recortado las pensiones: en el caso de Grecia un 20% para las pensiones superiores a los 1200 euros y un 40% para los pensionistas menores de 55 años. Todas ellas han recortado las prestaciones por desempleo, tanto en la cantidad como en el tiempo que se cobra la prestación. La caída de salarios ha llegado a superar el 30% en Grecia y tanto esta última como Irlanda han suprimido puestos de funcionarios. Los recortes en los sistemas sanitarios han sido brutales y en todas ellas se han establecido, o se ha intentado, sistemas de copago en servicios como las urgencias. Todo ello sin entrar en los fuertes recortes que también han sufrido otras partidas esenciales como Educación o Justicia.

En otras palabras, la intervención de nuestro país hubiera supuesto, por culpa de modelos económicos erróneos, reventar aún más a las capas sociales más débiles de nuestra sociedad.

El error del modelo económico, ya reconocido por el FMI, llevaba a considerar que el multiplicador del gasto público era menor que uno, es decir que por cada unidad gastada de gasto público, éste suponía un impacto positivo en el PIB inferior a la unidad, lo que lleva a pensar que una política dura de ajustes enseguida ajusta la economía en términos de déficit público. Lo cierto es que el multiplicador del PIB es mayor que uno y en algunas economías europeas es mayor que dos, lo que vuelve explosiva la política dura de ajustes, destrozando la economía sin solucionar más que marginalmente los problemas de déficit. Es lo que en los años 20 se bautizó como la paradoja de costes: cuanto más reduces los gastos, más se te reducen los ingresos.