Entrevista

Vera, víctima del 11-M: «Ahora el terrorismo es lowcost. Van a por jóvenes para manipularlos»

«Vidas rasgadas» es su primer libro, que recoge10 historias reales de terrorismo mundial

Vera de Benito, escritora de un libro sobre el 11M.
Queralt Castellet Ibáñez, deportista olímpica de Snowboard.Jesús G. FeriaFotógrafos

Vera de Benito Ortega sabe de terrorismo – tanto por su formación académica, es especialista en yihadismo, prevención del radicalismo y Seguridad Nacional– como por su propia historia vital y familiar. Su padre, Esteban de Benito, fue uno de los asesinados en la estación de Atocha durante el terrible atentado del 11-M. Ella tenía solo diez años.

Ahora, lleva a su primer libro, «Vidas rasgadas» (Editorial Círculo Rojo), diez historias de personas, que como ella, vivieron en otro escenario y con otras circunstancias el golpe de la violencia hecha terror.

En conversación con LA RAZÓN, De Benito explica que en la última década, y más aceleradamente desde hace cinco años, la forma de atentar ha experimentado «un cambio brutal».

En la actualidad, lo que prima es un «terrorismo lowcost». El alquilar un coche y arramplar con cualquiera que pase por ahí, o apuñalar con un arma blanca en un lugar público. «Nada de planes muy elaborados», como ocurría hace no tanto tiempo.

La autora recuerda que, antes, las organizaciones terroristas operaban con una «enorme estructura y muy jerarquizada». Que ya no sea así es alarmante porque implica que «no hace falta que formen parte de una, se acogen a su ideario y, por libre, atentan».

Esta manera de actuar, que las organizaciones promueven entre sus seguidores, «hace que la posibilidad de que haya un atentado crezca de manera exponencial».

Queralt Castellet Ibáñez, deportista olímpica de Snowboard.
Queralt Castellet Ibáñez, deportista olímpica de Snowboard.Jesús G. FeriaFotógrafos

Las redes son el otro caldo de cultivo para la radicalización de jóvenes. «Son manipulables, por su edad, y se les hace creer que van a ser personas a las que todo el mundo admirará.

Es muy fácil caer y las familias y el entorno educativo tiene que estar ojo avizor. Ante la presencia de odio, por ejemplo, hacia las mujeres o el modo de vida occidental».

Esta experta, reconvertida en escritora, no pasa por alto que seguimos en el nivel 4 de alerta antiterrorista y, solo por eso, no hay olvidar nunca que, si no ha habido más ataques, es porque tenemos «a las mejores» Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

Así lo evidencian los monográficos de la decena de atentados que aborda en su obra, a través de víctimas. Solo es ficción el personaje central que ejerce de narradora. María, una veterana periodista, a punto de jubilarse, que viaja a Hanói (Vietnam) para hacer un reportaje que pondrá punto final a su carrera.

Durante la que sería su última aventura profesional recuerda todos los viajes y ataques terroristas que ha cubierto. «En cada capítulo, ella enlaza su propio pasado con el relato real de lo vivido por las víctimas».

Lo cierto es que –aclara– fue un largo camino el conseguir los testimonios y el proceso le llevó a distintas partes del mundo. «Tardé seis meses. Que confíen en ti para recopilar su historia no es algo fácil. También te deja una huella emocional».

A lo largo de un centenar de páginas, deja el testimonio de víctimas de atentados como el 11-S de Nueva York (EEUU), el de Utoya (Noruega) o uno de Hezbolá.

Queralt Castellet Ibáñez, deportista olímpica de Snowboard.
Queralt Castellet Ibáñez, deportista olímpica de Snowboard.Jesús G. FeriaFotógrafos

No podían faltar algunos de los más importantes sufridos en nuestro país a manos de ETA: Hipercor y la casa cuartel de Zaragoza. Y más recientes como el de las Ramblas de Barcelona, del que cuenta la historia de un niño al que segaron la vida, llamado Xabi.

A De Benito el caso que más le impactó es el de un ex niño soldado al que entrevistó en Londres. Para que le autorizase a recoger su historia tuvo que cambiar el país de África del que procede y, por supuesto, ocultar su nombre porque sigue temiendo represalias tantos años después.

Una de las conclusiones que ha sacado de este viaje por el dolor es que «cada duelo es distinto» y que el «dolor nunca se supera, sino que aprendes a vivir con ello».

El paso del tiempo es determinante, dado que permite que «mengue el dolor», pese a que «nunca se cura del todo». «Lo importante es no cronificar el dolor y evitar que sea lo principal en tu vida», explica.

La escritora también tiene palabras para aquellas voces que, últimamente, recuperan la teoría de que detrás del 11-M no estuvo una célula yihadista.

«Me parece una falta de respeto a las víctimas. Estás viendo que la gente sufre, ¿por qué alimentas más ese dolor y qué buscas? Como es posible llegar a pensar que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y los jueces mienten. Aún no tengo claro si pretender politizar el terrible suceso o, simplemente, llamar la atención».

De Benito quiere –también por esta clase de discursos– que los testimonios que expone en el libro sirvan de herramienta de memoria para que los jóvenes que, «afortunadamente no lo han vivido», conozcan de cerca lo que realmente ha pasado en 40 años de democracia.

Para los que se vieron afectados, solo espera que pueda ser útil como parte de la etapa del duelo y que sirva de acompañamiento a quien ha perdido a algún ser querido, como a ella le ocurrió con su progenitor. Aunque puedan aflorar las lágrimas, como le han transmitido sus lectores.