Investigación
Los vínculos de Interior con la «trama Koldo» de los que Marlaska no se enteró
El ministro ignora los contactos de su «número 3» con el asesor de Ábalos y desvincula el relevo del director de la Guardia Civil del supuesto chivatazo de la investigación a la trama
El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha puesto tierra de por medio con la «trama Koldo» y ha defendido en la comisión de investigación en el Senado que «no hay ninguna vinculación de ninguna persona» de su departamento con la supuesta organización criminal que mantiene a José Luis Ábalos al borde de la imputación. Pese a que en la causa hay imputados dos guardias civiles –uno de ellos facilitaba móviles de seguridad a la trama y el otro allanaba las idas y venidas del empresario Víctor de Aldama en el ministerio donde tenía "pase especial" según el juez– y a que en el sumario hay referencias directas tanto al exdirector general del Instituto Armado, quien según Koldo García –en esas fechas asesor de Ábalos– le dio el chivatazo de que estaban siendo investigados (según refiere uno de los agentes imputados), como al DAO (director adjunto de la Guardia Civil), con quien Koldo afirma haberse reunido apenas un mes antes de ser detenido en el marco de la «operación Delorme».
Marlaska niega cualquier «incidencia» en la contratación de Soluciones de Gestión –la empresa de la trama que se repartió 16 millones en comisiones a cuenta de la adjudicación de ocho contratos públicos por valor de 54 millones de euros para la adquisición de mascarillas–. Pero pasa por alto que su «número 3», el comisario José Antonio Rodríguez González, alias «Lenin», cargo de la máxima confianza del ministro, contactó directamente con Koldo García –según admitió ante el juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno en su declaración como testigo– y que fue el asesor de Ábalos quien le remitió a Iñigo Rotaeche, director ejecutivo de Soluciones de Gestión.
«Lenin» no fue capaz, sin embargo, de precisar al juez quién le facilitó el contacto de Koldo García, que finalmente le remitiría a la empresa de la trama, a la que la Secretaría de Estado de Seguridad terminó adjudicando –una tramitación en la que asumió un papel predominante la «mano derecha «de Marlaska- el contrato para la adquisición de mascarillas por casi 3,5 millones de euros.
A Koldo García, asegura el titular de Interior, solo le conocía de actos «institucionales» y con Aldama, comisionista de la trama, ni se cruzó la mirada. Pero los informes de la Unidad Central Operativa (UCO) apuntan a que su «número dos», el secretario de Estado de Seguridad, Rafael Pérez, gestionó con el asesor de Ábalos (con Aldama, entonces consejero de Air Europa, que se afanaba en el cobro de una deuda de 200 millones de dólares que la compañía tenía pendiente don el Gobierno de Venezuela) la llegada de la vicepresidenta de Maduro, Delcy Rodríguez, a Barajas.
El titular de Interior afirma, sin embargo, que tanto el secretario de Estado como él mismo se enteraron «muy pocas horas antes» de la llegada de la mandataria venezolana y él se limitó a dejar claro que no podía pisar suelo español al estar en vigor sanciones de la UE contra Delcy Rodríguez.
El sumario del «caso Koldo» también incluye una referencia de relevancia al exdirector de la Guardia Civil Leonardo Marcos, que renunció al cargo en septiembre de este año. Uno de los informes de la UCO señala que Rubén Villalba –el comandante de la Guardia Civil imputado en la causa que supuestamente facilitaba móviles seguros a la trama para salvaguardar sus conversaciones– asegura que en una llamada del pasado 25 de enero, Koldo García le trasladó «que fue el anterior director general de la Guardia Civil quien le informó sobre la investigación en curso». Algo sobre lo que la UCO, no obstante, afirma no haber hallado más indicios. De lo que sí hay constancia es de que la relación entre el comandante y Koldo era tan estrecha que este último le llegó a pedir que averiguara si el teléfono de Pedro Sánchez, a quien la trama se refería como «el 1», estaba pinchado.
Marlaska desvincula la renuncia de Marcos siete meses después –ya con la investigación judicial en marcha– con este hecho. Se fue, insistió, «por razones personales y familiares» y su adiós al cargo «nada tiene que ver» con lo que la UCO apunta en sus informes.
Otra conversación incluida en el sumario del «caso Koldo» también pone de relieve los supuestos contactos del asesor de José Luis Ábalos en el ministerio de Marlaska. El pasado 10 de enero, Koldo y el subteniente de la Guardia Civil José Luis Rodríguez García, encargado entonces de la seguridad en el ministerio de Transportes, se reunieron en la marisquería La Chalana, restaurante fetiche de la trama. Durante esa conversación grabada por la Guardia Civil, Koldo indica a su interlocutor que se acaba de reunir con el director adjunto operativo. «Manolo Llamas... coño, pero le he visto esta mañana», afirma el asesor de Ábalos poco más de un mes antes de su detención el 21 de febrero cuando estalló la «operación Delorme».
No obstante, la propia UCO pone en cuarentena esa supuesta reunión de Koldo García con el alto cargo de la Guardia Civil. Según recalca, el entonces asesor de Ábalos solía aludir en sus conversaciones a sus relaciones con personas relevantes «presumiblemente para darse importancia». Y expresamente alude a esa referencia a su presunta reunión con el DAO, una afirmación que califica de «falsa» porque los agentes adscritos ese día al «control» de sus actividades (que incluía le grabación de sus conversaciones y comunicaciones por orden judicial) corroboraron «la no existencia de esa entrevista».
Marlaska, en todo caso, defiende la legalidad del contrato que firmó Interior con Soluciones de Gestión, en el que –insiste– no se produjo ninguna «incidencia» en relación a su departamento. Y, al margen del rumbo que tome la investigación –pendiente ahora de la decisión del Tribunal Supremo sobre Ábalos– desvincula a Interior de la trama.
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