Política

Elecciones generales

Vox se queda sin escaños en las provincias pequeñas

La subida de PSOE y Podemos y la fragmentación del voto de la derecha deja a los de Abascal sin representación en las circunscripciones de menos de 6 diputados.

Santiago AbaaEl presidente de Vox, Santiago Abascal, durante su participación en un acto del partido / Efe
Santiago AbaaEl presidente de Vox, Santiago Abascal, durante su participación en un acto del partido / Efelarazon

La subida de PSOE y Podemos y la fragmentación del voto de la derecha deja a los de Abascal sin representación en las circunscripciones de menos de 6 diputados.

Los cuarteles electorales de los principales partidos tienen sus miradas puestas –con esperanza unos, con desesperación otros– en 28 circunscripciones electorales que, en conjunto, elegirán a 103 diputados del próximo Congreso. Son las provincias menos pobladas de España, las que eligen a cinco o menos diputados. La razón de que los votos de estas circunscripciones sean especiales es fácil de explicar: en las provincias mayores (con seis o más escaños en el Congreso) el número de votos necesario para lograr un diputado es más proporcionado entre los diferentes partidos y, por esta razón, más previsible. Sin embargo, las 28 circunscripciones que nos ocupan obligan a que solo dos o a lo sumo tres partidos se lleven escaño y que, por tanto, miles de votos de opciones más minoritarias queden sin representante.

Por poner un ejemplo, en Guadalajara el PP logró 2 y el PSOE 1 en 2016, pero el segundo de los diputados populares fue logrado por tan solo 2.000 votos de diferencia frente a Ciudadanos. Este panorama se repetirá con el dramatismo añadido de la irrupción de Vox. En esta provincia, la macroencuesta de NC Report da el tercer diputado a Ciudadanos con un 18,8% frente a un 14,1% de Vox y un 27,3% del PP, que también opta a este disputadísimo escaño. Sea quien sea el que se lleve finalmente este escaño lo cierto es que cientos de miles de votos del centro derecha no se transformarán en diputado. Según este esquema en las provincias en las que el PP obtuvo un 2-1 a su favor en 2016, los de Casado están obligados el 28-A a doblar al tercer partido o ver cómo un resultado por encima del 25% tiene el mismo rédito en diputados que el 15% de Ciudadanos o Vox. Esta situación se vivirá en Cuenca, Ávila, Palencia y Segovia. En Teruel con el agravante de que el tercer escaño podría acabar en manos de los socialistas. Además, la subida que PSOE y Podemos están experimentando desde el último tracking provoca que el único diputado que los de Abascal lograban en las provincias de «la España vacía», el de Guadalajara, caiga ahora en manos de Ciudadanos.

La situación se complica más para el PP en las 10 provincias con cuatro escaños. En ellas el primer escaño será para el PSOE, el segundo para el PP, el tercero también para el PSOE y el cuarto, una vez más deberá dirimirse entre los tres partidos del centro derecha.

En las próximas elecciones el socialismo será el gran beneficiado por este sistema ya que aglutina aproximadamente el 75% del voto de centro izquierda mientras que el PP solo puede contar con el 55% de los votantes de centro derecha. Estos disputados 103 escaños fueron diseñados en la Transición para ser prácticamente un coto de caza privado de los dos partidos mayoritarios, un sistema que apuntalaba sus mayorías a nivel nacional y servía de contrapeso al efecto desestabilizador de los nacionalismos. Sin embargo, la irrupción de nuevas fuerzas ha provocado una fragmentación política que provoca una gobernabilidad cada vez más complicada.