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Geografía

Así es la aldea más alta de Galicia

Con temperaturas que bajan en verano a 7º de modo habitual, la estadística le otorga 17 habitantes que se quedan en sólo uno durante el invierno

Imagen de Viana do Bolo (Orense), municipio en el que se encuentra la aldea. Wikipedia

Galicia es una tierra de múltiples contrastes. A lo largo de su geografía ha tejido una red de aldeas escondidas entre montañas, bosques y valles, muchas de las cuales han resistido durante siglos el paso del tiempo.

Allí, en lo más alto de la provincia de Ourense, se esconde un lugar singular: Cepedelo, la aldea habitada más elevada de Galicia, que se alza entre nubes a 1.341 metros de altitud.

En el municipio de Viana do Bolo, cerca de la frontera con Zamora, Cepedelo ostenta el título de pueblo más alto de la comunidad. Sus tejados de pizarra asoman en un paisaje de cumbres verdes, rodeados de aire puro y cielos cambiantes.

En verano, las noches rara vez suben de los 7 °C; en invierno, las nevadas aíslan el pueblo durante semanas. Su rival cercano, O Cebreiro (Lugo), queda apenas a 11 metros por debajo, con 1.330 m, pero es Cepedelo quien roza más el cielo.

La aldea se encarama sobre los barrancos del río Bibei, un paraje en el aún habita el lobo ibérico. El aislamiento es parte de su esencia: la villa más próxima, Viana do Bolo, se encuentra a 17 kilómetros de curvas y montaña. En invierno, el trayecto se complica, multiplicando la sensación de estar en un mundo aparte.

Inviernos de soledad, veranos de regreso

Según el INE, Cepedelo cuenta con 17 habitantes (10 hombres y 7 mujeres). Pero en la práctica, durante el invierno sólo uno permanece en el pueblo, resistiendo con su ganado al frío y al silencio. El resto se traslada a Viana, más accesible y menos hostil.

En verano, en cambio, Cepedelo revive. Regresan hijos y nietos, emigrados a otras partes de España, y las noches frescas de 7 °C se convierten en un refugio contra el calor. Las fiestas de agosto, en honor a Nuestra Señora de la Asunción, llenan la aldea de música, verbenas y comidas populares. Se celebran concursos de tortillas, juegos de bolos autóctonos y reuniones al calor de la queimada.

En los últimos años, los vecinos han recuperado viejas tradiciones. Han colocado carteles de pizarra con los nombres de los antiguos barrios y reavivado juegos que llevaban más de 70 años en el recuerdo. Todo ello con un objetivo: mantener viva la identidad de Cepedelo a pesar del abandono.

Estas montañas guardan la memoria de otro tiempo: castros prerromanos, explotaciones romanas y, ya en la Edad Media, el castillo de Viana, cuya torre aún se alza en nuestro tiempo. La arquitectura local de Cepedelo refleja esa misma lucha contra el clima: casas de piedra, muros gruesos y tejados de pizarra negra que soportan la nieve invernal.