
Historia
Así es el castro que entra en la élite del patrimonio gallego: monumental, romanizado y con 2.000 años de historia
Estuvo ocupado entre los siglos II a.C. y II d.C., periodo de máxima romanización, y mantuvo actividad residual hasta el siglo XI

Desde lo alto de la loma, el viento parece arrastrar el eco de una ciudad que dominó valles, ríos y generaciones. Las murallas, las calles empedradas que se elevan hacia la cumbre y las casas, circulares unas, rectangulares otras, dibujan la silueta de un asentamiento que fue mucho más que un castro: se trataba de una auténtica capital castrexa. Hoy, ese paisaje de piedra y tiempo recibe el reconocimiento más alto del patrimonio gallego.
El Diario Oficial de Galicia hacía pública ayer la declaración del Castro de San Cibrao de Las (San Amaro–Punxín, Ourense) como Bien de Interés Cultural (BIC), tras el acuerdo adoptado por el Consello.
La catalogación subraya el excelente estado de conservación de un enclave del que ya se ha excavado y musealizado un 15%, con estructuras monumentales —murallas, puertas, aljibes, barrios completos— y un abundante registro arqueológico que ilumina la transición entre la Edad del Hierro y la romanización.
Una “ciudad” en lo alto del otero
Quien se acerca por primera vez apenas imagina lo que le espera arriba. Solo al llegar a la muralla exterior se revela la dimensión de “A Cidade”, nombre con el que se conoció durante siglos este poblado que ocupó casi diez hectáreas entre los ríos Miño y Barbantiño. Sus calles empedradas, los hornos y molinos conservados y las viviendas castrexas y romanas hacen visible un urbanismo excepcional en el noroeste peninsular.
De referente científico a Parque Arqueolóxico
Parte de su prestigio actual se debe al Parque Arqueolóxico da Cultura Castrexa, inaugurado en 2014 junto al yacimiento, donde se exponen hallazgos, materiales cerámicos, piezas metálicas, monedas e inscripciones votivas que contribuyen a reconstruir la vida en este enclave castrexorromano.
La declaración como BIC incorpora datos clave de las investigaciones más recientes. Se confirma que San Cibrao de Las estuvo ocupado entre los siglos II a.C. y II d.C., periodo de máxima romanización, pero también que el asentamiento mantuvo actividad residual hasta el siglo XI, cuando se produjo el derrumbe de la muralla y el abandono definitivo.
La doble muralla concéntrica, los fosos, los sistemas de canalización de agua y la planificación de los barrios confirman que se trata de un ejemplo excepcional de arquitectura castrexa evolucionada hacia formas urbanas.
Los hallazgos arqueológicos —cerámicas, piezas de vidrio, materiales líticos, monedas, elementos metálicos— permiten reconstruir no solo la actividad económica, sino también las creencias religiosas, con inscripciones votivas dedicadas a Júpiter. La comunidad castrexa vivía de la agricultura, la ganadería, la minería fluvial y la recolección, elaborando harinas a partir de cereales y bellotas.
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