
Patrimonio
Así es el templo románico inclinado que se puede visitar en Santiago de Compostela
Antigua fundación monástica del siglo XII, el conjunto sorprende a primera vista por la inclinación de sus muros y pilares

El conjunto monumental de Santa María la Real de Sar constituye una de las joyas del románico en Galicia. Concebido en 1136 como priorato vinculado a la Catedral compostelana, fue fundado por el obispo Munio Alfonso y concluido bajo el impulso del arzobispo Diego Xelmírez, el gran organizador de la Iglesia de Santiago.
Situado en un paraje tranquilo junto al río Sar, el templo y el antiguo claustro conforman un espacio de gran belleza e importancia histórica, que con el paso de los siglos ha llegado a convertirse en parroquia dependiente de la diócesis de Santiago.
La leyenda y la fundación
Las tradiciones populares sitúan el origen del templo mucho antes de su consagración medieval, vinculándolo a la leyenda jacobea de la reina Lupa, quien habría convertido su palacio en este mismo lugar en un monasterio tras convertirse al cristianismo.
No obstante, la historia documentada habla de su fundación en pleno siglo XII, como casa para canónigos regulares de San Agustín. Su escritura fundacional data del 1 de septiembre de 1136, confirmada por el rey Alfonso VII.

Una iglesia románica única
La iglesia de Santa María de Sar responde al modelo románico característico de los monasterios gallegos: planta basilical de tres naves, separadas por columnas con capiteles esculpidos, que finalizan en tres ábsides. El central, más alto y ancho, otorga al templo su solemne equilibrio. Su interior conserva bóvedas de cañón, decoraciones vegetales en capiteles y ábsides semicirculares con ornamentación exterior.
Pero el rasgo más sorprendente es la inclinación de sus muros y columnas, que parece desafiar la gravedad. El fenómeno se hizo evidente tras la construcción de las bóvedas a finales del siglo XV, cuyo peso provocó la desviación de los pilares. Para asegurar la estabilidad, en el siglo XVIII se añadieron los espectaculares arbotantes que hoy definen su perfil exterior.
El misterio en torno a su inclinación ha dado pie a múltiples teorías; desde problemas con el terreno pantanoso próximo al río Sar, hasta un fallo original en el diseño arquitectónico. Sea como fuere, lo cierto es que esta "imperfección" ha convertido a la Colegiata en uno de los templos más singulares del románico hispano.
La huella del Maestro Mateo
El claustro original, del que se conserva la galería norte, es una obra de gran riqueza decorativa atribuida al taller del Maestro Mateo, autor del Pórtico de la Gloria. Sus capiteles y arquivoltas exhiben motivos vegetales y animales que anuncian la transición del románico al gótico en Compostela a inicios del siglo XIII.
Aunque el claustro fue renovado casi en su totalidad en el siglo XVIII, los nueve arcos supervivientes permiten imaginar la magnitud y la belleza de lo que llegó a ser uno de los grandes espacios claustrales de Galicia.
En el centro del patio se erige una monumental fuente de granito inspirada en la que preside el claustro de la Catedral de Santiago, pieza que subraya los vínculos estrechos entre ambos conjuntos monásticos.

El museo de Sar
Adyacente a la iglesia se encuentra el museo, creado en 1975 y gestionado desde 2016 por la Fundación Catedral de Santiago. El MuSar ofrece un recorrido por la historia y el arte del conjunto, con fondos que incluyen capiteles, basas y piezas escultóricas del antiguo claustro, muchas de ellas de la mano del taller del Maestro Mateo.
La colección integra además piezas de orfebrería de distintas épocas, vestimentas litúrgicas y elementos de la platería gallega que abarcan desde el clasicismo sobrio hasta el estilo barroco y rococó.
Entre sus piezas más destacadas se encuentra el diploma fundacional de 1136 firmado por Xelmírez, vestigio histórico de la creación de la Colegiata, así como esculturas barrocas, como un San Roque con iconografía jacobea.
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