Misa en Lugo ante la “grave banalización” de la Última Cena en los JJOO

Hace un par de días, la organizadora de los Juegos Olímpicos 2024, Anne Descamps, se disculpaba por cualquier ofensa que se hubiese podido causar por las representaciones religiosas durante la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos.

Una disculpa que, en el fondo, se centraba en la escena de banquete en la que un actor que interpretaba al dios griego Dioniso ocupó el centro del escenario en una mesa con drag queens, en una reinterpretación de la pintura 'La última cena' de Leonardo Da Vinci.

Inmediatamente se sucedieron todo tipo de comentarios exigiendo respeto hacia los católicos, seguidos de movimientos en redes sociales con el mismo fin.

A ellas se ha sumado hoy el obispo de Lugo, Alfonso Carrasco Rouco, que ha dado un paso más anunciado la celebración, mañana, jueves 1 de agosto, de una misa en la Catedral de la ciudad que busca “honrar la Eucastía” tras la “grave banalización” de lo que ha calificado como “parodia”.

“A muchos ha llamado la atención y a muchos nos ha disgustado la presentación de una parodia de la última cena en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos en París, retransmitida a todos los países”, apunta en un comunicado Carrasco Rouco, sobrino del expresidente de la Conferencia Episcopal Antonio María Rouco Varela.

Y añade: “No era posible que nos dejase indiferentes a los que creemos en el señor Jesucristo, a nadie que crea realmente en Dios, que respete lo sagrado de la conciencia del prójimo, la dignidad de quien afronta la vida desde el amor a la verdad reconocida con la mente y el corazón”.

Por este motivo, el obispo invita a todas las parroquias que lo deseen a unirse a una misa que busca “tener un gesto especial de adoración al Señor”.

“Queremos reconocer de nuevo públicamente que la Eucaristía, memorial perenne de la última cena, es fuente y culmen de nuestra fe”, prosigue Carrasco Rouco, que recuerda que durante estos días se han sucedido “muchas intervenciones en diferentes medios, por parte de cristianos -en particular, la Conferencia episcopal francesa-, y de seguidores de otras religiones o cosmovisiones".

En este marco, el Obispo de Lugo censura la “negación ante el mundo entero” del significado del Evangelio. “Es una forma de normalizar el rechazo de la fe cristiana”, indica, antes de concluir señalando su deseo de que Jesús “conceda mantener viva y firme la fe del corazón”.