Naturaleza
El último atardecer de Europa está en Galicia
Muxía (A Coruña) custodia un rincón único de la Costa da Morte, el punto más occidental de la España peninsular
Con la despedida del verano, se escapan los últimos grandes atardeceres del año, y ningún muestra de modo tan vehemente ese adiós a una época del año como Cabo Touriñán, el punto más occidental de la España peninsular. Allí el sol se entrega al Atlántico un espectáculo de amarillo vestido de naranja, un adiós a la jornada entre el rumor de olas que rompen y un viento, perezoso o inclemente en función de cada época.
A fin de cuentas, Cabo Touriñán se alza como el último pedacito de tierra de la península ibérica. Situado en el municipio de Muxía (A Coruña), marca el borde occidental antes de que la Europa continental se sumerja bajo el océano.
En los confines de la Costa da Morte, desde la torre del antiguo faro, hoy convertido en mirador panorámico, se aprecia un horizonte casi infinito: hacia el norte, la línea de escarpadas rocas; hacia el oeste, la inmensidad del Atlántico; hacia el sur, la costa quebrada de Barbanza. No extraña, entre la bruma marina, evocar historias de navegantes y de mitos que atribuyen a este fin del mundo la capacidad de lanzar un último saludo al sol que muere cada día.
Llegar al cabo resulta parte del encanto del viaje. La carretera más habitual arriba desde Muxía o Finisterre por vías secundarias costeras. Desde la autopista AG-55 que une A Coruña con Noia y Santiago, se continúa hacia el oeste pasando por pueblos marineros hasta la carretera AC-438 o AC-432, que desciende entre prados verdes y pequeñas aldeas hasta el faro.
Cabo Touriñán está a unos 7 kilómetros de Muxía y a unos 20 kilómetros de Finisterre, por lo que el trayecto desde la capital de la comarca es breve. Quienes prefieran el transporte público disponen de autobuses regulares que comunican Muxía con las ciudades gallegas vecinas, aunque con horarios limitados. Desde Muxía un último tramo en taxi o una agradable caminata por la costa completan el recorrido.
Senderismo y miradores
La ruta hacia Touriñán está ligada a los senderos de la Costa da Morte. Uno de los más populares es la llamada Ruta dos Faros, un recorrido costero de más de 200 kilómetros que conecta Malpica con Finisterre, pasando a pocos kilómetros del cabo Touriñán.
En los meses de verano y de otoño, muchos senderistas recorren tramos de esta ruta, deteniéndose en Touriñán para disfrutar del paisaje. Para quienes buscan paseos más cortos, existe una senda local que parte junto al faro y rodea la punta en un circuito de un par de horas, pasando por la tranquila playa de Area da Secada y ascendiendo entre herbazales y bancales abandonados.
Además del propio faro de Touriñán como mirador, otro punto elevado cercano (el Monte Agudo, con poco más de 200 metros) ofrece una panorámica elevada de la costa y el océano.
Comer y alojarse en los alrededores
La gastronomía de la zona rinde culto al mar. En los pueblos cercanos como Muxía o Camariñas, los restaurantes sirven percebes recogidos en los acantilados, centollos, navajas y pulpo a la gallega. También se pueden probar guisos caseros de pescado.
En cuanto al alojamiento, existen opciones para todos los gustos. Destaca el Parador de Muxía, antigua residencia de peregrinos reformada en hotel rústico-marino, con vistas privilegiadas junto a la playa de Nemiña. Asimismo, abundan casas rurales y hostales con encanto.
Muchos visitantes optan por pasar la noche cerca del faro para, a la mañana siguiente, contemplar un nuevo amanecer atlántico. Una noche en la Costa da Morte, bajo un cielo libre de artificios, la experiencia iniciada al caer el sol en Touriñán.