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Encuentro

Madrid, centro de la viticultura biodinámica

Bodegas de España, Portugal y Francia debaten su importancia y futuro

Sergio Ávila, Fanny Dulong, Antonio Madeira y Juan Moretti Carmen Fuentes Comunicación

Madrid fue el pasado martes el epicentro de reflexión y debate en torno a una práctica agrícola que vive un momento de especial relevancia y actualidad: la viticultura biodinámica en Europa. Antonio Madeira de Dão, Fanny Dulong y Juan Moretti de Clos Systey, Saint-Émilion y Sergio Ávila de Cruz de Alba, Ribera del Duero como anfitrión, han sido los protagonistas de este encuentro tan esclarecedor. Tres referentes de la viticultura biodinámica de Portugal, Francia y España en un espacio íntimo donde el vino ha sido el vehículo, pero también testigo, de un diálogo profundo con la tierra.

¿Puede una misma filosofía vinícola adoptar rostros distintos según el país que la acoge?, ¿cómo se interpreta la biodinámica más allá de las fronteras?,¿qué papel juegan el origen, la tradición y la sensibilidad local en la forma de trabajar con la tierra? Estos han sido algunos de los temas que los viticultores han abordado.

La viticultura biodinámica encuentra en las zonas del Viejo Mundo un terreno fértil para desarrollarse con identidad propia. En la Ribera del Duero (España), la combinación de clima extremo, altitud elevada y suelos complejos obliga al viticultor a una relación íntima con el viñedo, donde la biodinámica actúa como herramienta de equilibrio frente a la severidad natural.

Para Sergio Ávila, enólogo de Cruz de Alba y anfitrión del evento, “la biodinámica no es una moda, es una corriente que ha venido para quedarse. Lo único que hay que hacer es vinos con criterio y con mucha pasión. Nosotros velamos por el equilibrio del ecosistema y así lograr que el vino exprese su origen con toda la salud, definición y pureza. En definitiva, Vinos con Alma”.

En el corazón de Dão (Portugal), rodeado de sierras que lo protegen de vientos atlánticos y continentales, se despliega un microclima privilegiado con suelos graníticos que aportan frescura y tensión a vinos de variedades autóctonas ancestrales: un terreno ideal para una agricultura regenerativa y consciente. Ahí es donde Antonio Madeira cultiva sus viñas con una filosofía clara “hay que respetar las viñas, preservar el patrimonio genético autóctono y permitir que los vinos hablen del lugar del que proceden. Busco la identidad y la verdad”, asegura.

Y en el legendario Saint-Émilion (Francia), la viticultura biodinámica permite interpretar la heterogeneidad de suelos -desde la caliza a la arcilla y la grava- con precisión y respeto, ofreciendo vinos que capturan la esencia de uno de los paisajes vitícolas más prestigiosos de Europa. Para Fanny Dulong y Juan Moretti de Clos Systey “perseguimos algo más que calidad: buscamos transmitir emoción, legado y verdad en cada botella. Porque volver al viñedo fue una decisión del corazón, y el vino es nuestra forma de compartirlo”.

Tres regiones, tres climas, tres suelos… y una misma filosofía que busca no dominar la tierra, sino dialogar con ella. “La biodinámica es equilibrio, un modo de vida, respeto al suelo, a la naturaleza, al viñedo y a los consumidores. Tenemos que cuidar nuestros suelos para que, los que vengan detrás de nosotros, puedan vivir

de una manera sostenible” apuntaron.

Con la organización de estos encuentros “Sintiendo Paisajes Tour”, la viticultura biodinámica gana una plataforma única para entender el potencial de esta modalidad agrícola especialmente importante para enfrentarse a retos actuales como el cambio climático, la escasez de agua y la búsqueda de vinos de la máxima pureza y expresión.

Sobre Cruz de Alba

Cruz de Alba es la bodega más pequeña del grupo vitivinícola Zamora Company, que engloba marcas como Ramón Bilbao y Mar de Frades. Sus instalaciones de elaboración se encuentran en Quintanilla de Onésimo, mientras que el viñedo está a 15 km al este, en Padilla de Duero (municipio de Peñafiel). Se trata de una finca

única y compacta, de 40 hectáreas divididas en 18 parcelas de viña rodeadas de pinares.

Desde 2006, Cruz de Alba desarrolla un cultivo ecológico. En 2008, el viticultor y enólogo Sergio Ávila introdujo la agricultura biodinámica, en un proceso que ha conseguido dotar al viñedo, los suelos y el entorno de la finca de un equilibrio que se refleja en una gama de vinos tintos de gran finura, profundidad y definición.