ALICIA LOBO: «NADA COMO CAER EN LA TENTACIÓN”

–¿Prefiere ser el lobo de «Caperucita» o la Alicia del País de las Maravillas?

–Alicia, sin duda. Aunque las maravillas son las que uno mismo se crea.

–Ahora es el Ángel Caído. ¿Le cae bien ese ángel?

–Sí, es muy guapo y un rebelde al que no le salió bien la jugada.

–¿Cree que existe el diablo?

–Dios y el diablo somos nosotros. Somos todo lo bueno y lo malo. Lo creo porque soy budista.

–¿Y cómo se hizo budista?

–Vi cómo el budismo le cambiaba la vida a una amiga y decidí que eso también era bueno para mí. Y así fue.

–Qué bien. El gran logro del diablo es hacernos creer que no existe.

–Una gran estrategia. Muchos políticos parecen el diablo, pero no son tan buenos estrategas ni tan cultos.

–¿A cambio de qué vendería su alma a Satanás?

–Es un mal negocio, porque miente.

–Es la maestra de ceremonias del show «Tentación». ¿Con qué tienta más?

–Con la gula, la lujuria… No con la pereza, porque el público baila.

–No sé qué tentación le resulta irresistible…

–El dulce, la mantequilla de cacahuete.

–«La única forma de vencer la tentación es caer en ella», dice Oscar Wilde.

–Sí, nada como caer en la tentación. Es mejor arrepentirse de algo que has hecho que lamentarte por lo que no te has atrevido a hacer.

–Elija: ¿prefiere vivir en Sodoma o en Gomorra?

–Me quedo con Madrid y Nueva York.

–La vida es una comedia escrita por un sádico. ¿Y dirigida por el diablo?

–Sin duda. Alguien se está riendo a carcajadas de nosotros.

–¿El gran pecado de nuestro tiempo?

–La codicia, la avaricia.

–«Tentación». ¿Qué arma utiliza usted para ligar?

–El sentido del humor, pero hace tiempo que no ligo. Tengo pareja.

–¿Las feministas radicales acabarán pidiendo que en el infierno haya paridad, o sea, tantas diablas como diablos?

–Por supuesto. No es admisible que ahora solo haya diablos, y además con largos rabos.

–Ojo, diablos: «MeToo» ya dice que tentar con el rabo al aire es acoso sexual…