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Emanuel Ungaro, muere el sexy «chic» francés

Fallece uno de los últimos grandes creadores de la moda, que diseñó el vestido de boda que lució Eugenia Martínez de Irujo en su enlace con el torero Fran Rivera

UNGARO
Emanuel Ungaro en una imagen de archivo de 2003Laurent ReboursAP

La moda se ha vuelto a vestir de luto unos días antes del final de 2020, que será recordado por el fallecimiento en febrero de Karl Lagerfeld. Coetáneo del genio alemán, Emanuel Ungaro (Aix-en-Provenxe, 1933) fue uno de los grandes nombres propios de la industria de las décadas de los 70, 80 y 90 y falleció en el día de ayer a los 86 años.

Junto con Pierre Cardin, Paco Rabanne y André Courrèges (en cuyo taller se formó después de trabajar durante años con Cristóbal Balenciaga), Ungaro revolucionó el mundo de la moda a finales de los 60 (fundó su casa en París en 1968) con unos diseños pensados para una sociedad que iba a conquistar el espacio.Tras aquellos experimentos que tan buenos resultados le dieron, en los 80 se convirtió en sinónimo de belleza y exuberancia. Se decía en aquellos tiempos que, frente a la sobriedad de Giorgio Armani, a los hombres les gustaban las mujeres de Ungaro porque su estilo y colores vibrantes les hacían desearlas. Fue su etapa más brillante que hizo que su compañía fuera una máquina de generar beneficios, algo totalmente opuesto a como terminó, y es que incluso el propio diseñador reconoció en una ocasión que estaba horrorizado con la evolución que había tomado su firma.

Tras una aventura empresarial a mediados de los 90 de la mano de Salvatore Ferragamo, el multimillonario informático paquistaní Asim Abdullah se hizo con la marca en 2005 y ahí, pese a sus buenas intenciones, empezaron los verdaderos problemas que tanto espantaron al fundador. Giambattista Valli, Esteban Cortázar, Peter Dundas y la española Estella Archs pasaron por la casa en un ir y venir de nombres que no consiguió darle consistencia al proyecto, aunque lo que realmente propició la estocada final fue la llegada de Lindsay Lohan como directora artística. La idea era intentar llevar la firma a las nuevas generaciones, pero el resultado (con una Lohan en plena escalada de autodestrucción por las drogas y el alcohol) fue más bien todo lo contrario. La industria le volvió la espalda y Ungaro, de alguna manera, se esfumó para siempre... Y en eso sigue. Un triste final del que ha sido un hombre clave para entender la feminidad de finales del siglo XX.

Ungaro tuvo la oportunidad de cerrar con un bonito broche de oro su carrera. La oportunidad nació en Sevilla de la mano de la Duquesa de Alba, que le puso en contacto con su hija para que se encargara de su vestido de boda. Igual que su maestro Balenciaga, Emanuel Ungaro vio cómo una de sus últimas grandes creaciones se convertía en un icono de nuestro país. Si el genio español vistió a Carmen Martínez- Bordiú en su boda con Alfonso de Borbón, el duque de Cádiz, el francés hizo lo propio con Eugenia Martínez de Irujo en su mediático enlace con el torero Francisco Rivera. El diseño resultó elegante, de aires medievales, con escote cuadrado y en seda bordada, que hizo de la duquesa una especie de princesa de cuento. Millones de personas, además, la vieron por la televisión aquel 23 de octubre de 1998 pasear por las calles de la ciudad en una preciosa calesa vestida con la creación del genio (dejamos a parte la polémica de la filtración de los bocetos) y tocada, además, por la tiara que perteneció a la emperatriz Eugenia de Montijo. Más cuento de hadas si cabe.

Eugenia Martínez de Irujo con el vestido que diseñó Ungaro
Eugenia Martínez de Irujo con el vestido que diseñó UngaroRAFAEL DIAZEFE